Con variaciones climáticas que en pocas horas hacen que la temperatura baje de diez a cero grados, que la brisa se transforme en fuertes vientos y que un día soleado sea seguido por nevadas intensas, el viernes último quedó inaugurada en el Foyer de la Casa de la Cultura de la Municipalidad de Ushuaia la extraordinaria exposición El espíritu de los hombres de Tierra del Fuego, que se compone de 147 fotografías (seleccionadas entre 1200) que el misionero y antropólogo alemán Martin Gusinde tomó como parte de su investigación, a lo largo de cuatro largas estadías, entre 1919 y 1923, de las sociedades selknam, yámana y kawéskar.

La belleza y el valor documental de las fotografías (acompañadas por gran cantidad de anotaciones, información y registros detallados que realizó el antropólogo alemán) no pasaron inadvertidas para los estudiosos.

La etnóloga francesa Anne Chapman, que llegó a Tierra del Fuego en los años sesenta y vio el material de Gusinde, conoció a algunos de sus informantes (y sus descendientes selknam y yámana); volvió a Europa para estudiar urgentemente alemán y ponerse en contacto con aquel estudioso, conversar sobre sus investigaciones y fotografías.

Fue ella quien hizo conocer ampliamente las investigaciones de Gusinde y luego las propias, que legó y dejó disponibles en la Universidad de Tierra del Fuego, con sede en el Centro de Patrimonio Documental Antropológico Anne Chapman, que dirige Estela Mansur. Chapman realizó oportunamente con aquellas fotos exposiciones en Tierra del Fuego y Buenos Aires. Las dos últimas en el Centro Cultural Borges en 2009 y en el Museo Mitre en 2011, llevada a cabo por Mansur, a un año del fallecimiento de Chapman.

Tampoco estas poderosas imágenes pasaron inadvertidas para el editor francés Xavier Barral, motor del nuevo y valioso rescate, así como de la restauración de estas imágenes, en colaboración con Christine Barthe (responsable de las colecciones fotográficas del Museo Quai Branly de París, y cocuradora de la exposición).

En parte por la calidad y en parte por la conciencia estética con que fueron tomadas; en parte porque se trata sobre todo de retratos y de fotografías de cuerpos vestidos o desnudos, pintados o disfrazados, de parientes de actuales habitantes de este confín, entre otros motivos, la elocuencia de esta exposición resulta notoria. Los potentes rasgos de aquellos rostros y cuerpos, registrados con frontalidad y compromiso por Gusinde, pueden verse hoy, aquí. Si bien también hay algunos paisajes, no fueron el objeto principal de su mirada fotográfica, dado que aquí el paisaje son los rostros y sus marcas, cargados de vida, de dignidad, de padecimientos, también de orgullo y de dolor.

La muestra, con curaduría de Barral y Barthe, tiene carácter itinerante y viene de ser exhibida en los Encuentros Internacionales de Fotografía de Arlès (Francia); continuará a comienzos de 2016 en el Centro Cultural Kirchner y viajará luego para ser vista por el público alemán en la ciudad de Dresde.

La exposición se acompaña del importante volumen homónimo, publicado recientemente por Éditions Xavier Barral y por un muy concurrido coloquio abierto al público, dictado por especialistas y académicos, con la coordinción de la doctora María Estela Mansur (Conicet-Cadic, profesora adjunta de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego), realizado en la sala Niní Marshall de la Casa de la Cultura, que tuvo lugar el jueves y viernes y terminó ayer. El tema del coloquio fue la “Fotografía etnográficas de pueblos originarios fueguinos: arqueología, antropología y estética”.

Toda la movida contó con la organización de la Embajada de Francia y la Municipalidad de Ushuaia, el apoyo de la Embajada de Alemania y el mecenazgo de Total Austral.

Para situar muy brevemente a Martin Gusinde (1886-1969) puede decirse que fue enviado como misionero a Chile en 1912, donde fue docente de historia natural en el liceo alemán de Santiago. En 1926 defendió su doctorado en etnología en Viena y luego estudió a los pueblos sioux y cheyenne en Estados Unidos, a los pigmeos en el Congo, a los yukpa en la frontera de Venezuela y Colombia, y a los ainus en Japón. Sus archivos, notas, audios e imágenes se conservan en el Anthropos Institut de San Agustín, en Alemania.

Cuando decidió acercarse a los pueblos que desde hacía diez mil años habitaban Tierra del Fuego, trabó una relación de compromiso y pudo profundizar en algunos aspectos del funcionamiento de esas sociedades, especialmente en sus rituales. También resulta obvio que toda fotografía supone algún grado de teatralidad, de puesta en escena. Y en este sentido, las etnias frecuentadas por Gusinde ya estaban en estado de fragilidad hace un siglo, por lo tanto mucho de los que se ve es producto de una “negociación” evidente: qué mostrar, cómo, hasta dónde, etcétera.

En el catálogo de la exposición se rescatan algunas frases del antropólogo, como aquella en donde, al encontrarse con una comunidad muy frágil y en extinción, escribe: “Sentí entonces el profundo sufrimiento y el vivo desánimo que experimenta todo investigador al ver sus ilusiones barridas y sus esperanzas rotas para siempre, que con este pueblo se extingue también su originalidad... Lo más urgente, en lo inmediato, es salvar lo que queda de él”.

Otro de las citas destacadas del etnólogo: “Pude lograr, sólo poco a poco, compenetrarme de aquel mundo... Por horas y horas me sentaba con ellos como alumno ávido de conocimiento; me esforzaba en deshacerme totalmente de la forma de pensar europea, de los juicios valorativos modernos y del sentir personal, para hacerme de comprensión y sensibilidad para captar un mundo conceptual de un tipo sumamente particular”.

* En el Foyer de la Casa de la Cultura de la Municipalidad de Ushuaia, hasta el 30 de noviembre. Entrada libre y gratuita.