Martes, 19 de enero de 2016 | Hoy
PLASTICA › A PROPóSITO DEL LIBRO VIRTUAL DIBUJO CONTEMPORáNEO EN LA ARGENTINA
¿Existe una forma de dibujo esencial que sobrevive conservando su unidad en la línea? Quizá no es posible una respuesta final, pero sí algunas claves que aporta este libro.
Por Cintia Mezza *
¿Vemos hoy dibujo o acciones dibujísticas donde no lo hubiéramos admitido antes? La necesidad de este apartado, de corte más histórico, es la de compartir, con los lectores, cómo, en los recorridos y las búsquedas para el armado de este libro, aparecieron diversas imágenes y referencias de toda índole enmarcadas en la larga vida del dibujo, en la historia y hasta el presente.
Como si se pudiera tener un sensor de dibujos contemporáneos, se rastreó material teórico histórico y reciente, textos de artistas, curadores, directores de museos, prólogos de exhibiciones, manifiestos de proyectos colectivos y más; no necesariamente en la búsqueda de definiciones del dibujo ni de todos los derroteros por los que pasó entre ser un instrumento a un fin en sí mismo –aunque se van filtrando en el relato–, sino observando cómo el dibujo ha ocupado lugares esperables e inesperados, cómo sobrevive en ciertas formas históricas, géneros, marcos de referencia y, al mismo tiempo, cómo los artistas han sobrepasado la relación dibujar-lápiz-papel.
¿Existe una forma de dibujo esencial que sobrevive conservando su unidad en la línea? Quizá no es posible una respuesta final, pero sí algunas claves: el dibujo hoy se extiende, con la misma destreza, tanto en una línea sobre el papel como en un hilo de lana sobre la pared o un gesto en una acción o performance. También se instala en la intermediación entre distintos géneros artísticos y en los diversos intersticios entre el arte y la vida. El dibujo hoy empuja sus límites, estableciendo nuevos marcos de referencia en las artes visuales.
Los momentos que destaca este apartado, iluminan dichos y hechos cargados de singularidad y que remiten a las redefiniciones de la disciplina en el tiempo, mayormente en la escena local. Remiten también a las derivas de su lugar en la enseñanza artística; al uso de los recursos técnicos vinculados a la práctica y a los diversas épocas de boom del dibujo. También, esta línea de tiempo, no necesariamente cronológica, hace pie en la creación de instituciones, premios y otros espacios de legitimación para los artistas y la disciplina; y hace foco en obras, exhibiciones y publicaciones como fuentes de información y documento de sucesos nacionales y referencias puntuales a la escena internacional.
Por una lógica en la cual los acontecimientos son vistos desde hoy, se percibe una suerte de goteo para repensar el derrame actual de la disciplina. Dibujo ya no sólo implica un cuerpo en expansión, sino más bien un cuerpo elástico, ágil para incesante búsqueda, resistente a la transformación; inmenso pero que a la vez puede reducirse a un mínimo gesto o pensamiento (...)
2001-2006: A partir del año 2000, la escena cambia. Ingresan un gran número de nuevos artistas como protagonistas. Esta vez, nuevos museos, galerías y espacios recientemente inaugurados, y un sistema de ferias, premios, becas y residencias para artistas, a nivel internacional, configuran un panorama de corte globalizado. La obra sobre papel y las técnicas de dibujo en plena expansión se ven impactadas por renovadas puestas en valor, preferencias por parte de coleccionistas, y la aparición de galerías y otros espacios especialmente dedicados a dibujar, exhibir dibujos y/o comercializarlos. En galerías de perfil joven, como Sapo y Jardín Luminoso, se concentran en artistas con decididos pasos sobre el papel, y aparecen las primeras variantes del papel en instalaciones, ambientaciones y acciones efímeras. O incluso muestras como Dibujos (entre paréntesis), de Mariano Dal Verme, en la galería El Borde. Arte contemporáneo, o Poco Color, de Beto de Volder en la nueva galería Zavaleta Lab, juegan a cuestionar las limitaciones históricas del lápiz de grafito negro sobre papel. Mariano materializa literalmente la acción del grafito con el papel, y De Volder se comporta obediente con las viejas premisas de la tradición. Continúan los eventos, actividades y, por un lado, galerías ya establecidas como Ruth Benzacar, Vasari, y Jorge Mara, incorporan artistas jóvenes con aportes fundamentales a la producción de obra sobre papel, y, por otro lado, nacen nuevas galerías focalizadas en el papel, dibujo y, sobre todo, la ilustración. Mar Dulce, y La Gata y la Luna, se configuran como referentes en este campo ahora fuertemente entrecruzado de artistas e ilustradores. Personalidades como las de Isol logran combinar nuevos modos de hacer ilustración en la literatura para la infancia y la adolescencia, con intensas citas al mundo adulto, contemplando nuevas líneas pedagógicas, y en consonancia con la escena de las artes visuales. Entre los nuevos espacios, entran en escena situaciones de índole grupal-colectivo-social como el Club del dibujo. ¿Por qué un Club?, se preguntan sus integrantes en sus declaratoria-manifiesto; porque como el dibujo mismo, el formato del Club está incorporado a los modos de vida de nuestra sociedad: “... el Club propone la idea del dibujo como herramienta de pensamiento, placer, comunicación, memoria y autoconocimiento [...] El dibujo, antropológicamente hablando es una huella arcaica que atraviesa los siglos. Es una cantera viva. Es una reserva de humanidad [...] Pensamos que antes del sistema del arte, está el dibujo. El dibujo tiene la medida de las personas. Los mecanismos de contagio que se producen en la tarea de dibujar, producen efectos de alegría, de sociabilidad, de conocimiento de uno mismo, de creatividad. Comprobamos que cuando las personas se ponen a dibujar, empiezan a recordar cómo dibujaban de chicos [...] Estar quieto, concentrado, dibujando, dispone al cuerpo y al ánimo contra la aceleración y la masividad. A partir de un lápiz y papel, se puede comenzar [...] Dibujante es quien dibuja y genios sin talento, inspiran nuestra acción. El dibujo es capital social. Nuestra tarea es construir espacios donde las personas desarrollen este valor. Nuestro proyecto comprende: eventos, colección y entrenamiento...” Pocos años más tarde, en 2006, surge la plataforma de lanzamiento y promoción en la web del proyecto Ni un día sin una línea, integrado por artistas interdisciplinarios que, como punto de partida, habían consolidado el grupo Un dibujo por día en A4, y se propusieron “la experiencia de volver a descubrir el dibujo con la simpleza del que no hizo de esto su profesión [...] intentamos despegarnos de ese mundo de la plástica y hacer nuestro [...] recuperar la posibilidad de hacer un dibujo [...] la dificultad de escapar a los tics gráficos de época, en otros términos agrupar una masa de trabajo sobre la cual podamos investigar, inquirir sobre el sentido en el dibujo contemporáneo. Es el propósito de esta muestra acercar nuestra reflexión, mostrar el inicio de esta investigación sobre el misterio de la necesidad de dibujar...” Y quizá los pioneros en estos modos de agrupación y funcionamiento acompasado en las redes sociales es Obras en papel, un colectivo de artistas visuales que lleva el papel a los más diversos usos y significaciones. El grupo sigue funcionando, con intensa agenda proyectos y exhibiciones.
2009-2014: Como hitos más recientes, cabe destacar la figura de Matías Duville, artista comprometido con la disciplina desde los modos más tradicionales de ser –como la carbonilla sobre el papel–, hasta el dibujo estallado o estarcido sobre las paredes, proyectado en una pantalla; la imagen a bolígrafo sobre la seda, o los proyectos en barro, hasta la instalación de una cadena de cien metros de largo. Con una carrera organizada también de modo contemporáneo, Duville deja marcas claras en los artistas de su generación y en los más emergentes, tanto en la personalidad de su práctica como en las imágenes que genera, su recurrencia a un nuevo paisajismo, su atracción por el desastre, la intimidad y la monumentalidad, entre otras exploraciones. Expone profusamente en los últimos años, tanto a nivel nacional como internacional y, en 2011, Malba le dedica un espacio para un proyecto de ambientación audiovisual y dibujos específicos, Safari, legitimando su figura en la escena contemporánea. Otra presencia troncal es la de Jorge Macchi y, como hito, la presentación de su obra Block en Fundación Proa, en 2009, revitaliza el lugar del cuaderno, el anotador, la bitácora del artista, y consolida la imagen del artista que siempre continúa dibujando, aunque su obra transite los más diversos itinerarios.
Ahora, el Club del Dibujo tiene un espacio de “dibujo en vivo”, en el corazón de arteBA del cual participaron de largas jornadas performáticas artistas-dibujantes como Marina De Caro y Ernesto Ballesteros; crece la presencia de la disciplina y las obras sobre papel aún más en el Barrio Joven y en los grandes premios que la feria otorga, siguen activos proyectos de artistas, curatoriales y editoriales, se integran a la escena velozmente pequeñas galerías o mini-espacios de arte como las que conviven en el Patio del Liceo, o los noveles de la zona de Colegiales, como Formosa, Reunión y Ruby. Y en aguda sintonía con este nuevo momento del dibujo, un renovado Museo de Arte Moderno presenta El círculo caminaba tranquilo. La exhibición, de modo altamente escenográfico, monumental y fantástico, reúne dibujos de todos los tiempos, ciudades y artistas, atraviesa colecciones, gustos e ideas; todos conducidos por el inmenso placer del andar tranquilo de una línea.
Instalados en la era web, los artistas pueden acceder hoy, como si flotaran en un mapa celeste de artistas y obras, a las imágenes de todos los tiempos y geografías (...)
* Fragmentos del ensayo historiográfico incluido en el libro virtual Dibujo Contemporáneo en la Argentina, de Eduardo Stupía y Cintia Mezza, auspiciado por Itaú Cultural y Mecenazgo Cultural, que por estos días se pone en línea.
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