A esta altura, no sólo los más de 50 millones de copias vendidas en todo el mundo hacen de Dark Side of the Moon un clásico de los clásicos: también las numerosas versiones completas que han sido grabadas por otros artistas, desde una famosa en clave reggae (el interesante Dub Side of the Moon) hasta otra revisitada por un cuarteto de cuerdas. Pero si a alguno de los primeros fans que tuvieron los Flaming Lips le hubieran dicho, más de veinte años atrás, que alguna vez la banda grabaría una versión completa del álbum de Pink Floyd, seguramente se habría reído en la cara del portador de la noticia. O, en todo caso, se habría retorcido de placer malsano imaginando cuántas porquerías podían hacerle esos tipos ruidosos de Oklahoma a la obra cumbre de Roger Waters y compañía. Pero ha pasado mucha agua bajo el puente desde entonces y los Flaming Lips se han convertido en una clase de banda muy diferente: una que puede conciliar dentro de sí melodías pop, ambición progresiva y suciedad cuasi punk, y entregar gemas como The Soft Bulletin o el reciente (y muy recomendable) Embryonic. Y sí, Wayne Coyne y sus muchachos se despacharon con una versión que muestra que la Luna tiene más de un “lado oscuro”, porque reproducen de modo respetuoso pero creativo cada pasaje del clásico de Floyd. En la tarea los ayudaron los Stardeath and the White Dwarfs, otra banda de Oklahoma en la que toca el sobrino de Coyne, y participaron Peaches (notable con su voz ultra “rota” en la impresionante relectura de “The Great Gig in the Sky”) y el ex Black Flag Henry Rollins. La versión tiene picos muy altos como “Time” y “Brain Damage”, pero “Money” (con la voz “metalizada” por efectos) haya perdido en la reinterpretación. El álbum sólo está disponible para descargas en sitios pagos a 7,99 dólares y al parecer no tendrá edición en formato físico, lo cual les deja a los fans argentinos de los Flaming Lips (y a los de Pink Floyd con cierto grado de curiosidad, por qué no) nulas opciones para hacerse del material en forma legal.