Miércoles, 29 de junio de 2011 | Hoy
DISCOS
8-Casa rodante
Adrián Paoletti. Independiente
“En un pequeño pueblo había una pequeña casa, donde nació un hombre pequeño. Con el tiempo creció y con él la casa, el pueblo también. Nadie se dio cuenta, lo hicieron todos a la vez”, canta Paoletti en “Luca”, el segundo tema de su primer disco en diez años. Y uno se aviva enseguida de cómo se extrañaba su poesía y su simpleza. El ex copiloto Pilato dedicó su 2000 a terminar Abogacía, sólo dio un puñado de recitales y colaboró con Cerati como letrista, pero regresó con contundencia en este disco doméstico y hermoso de apenas media hora. L.P.
7-Doggumentary
Snoop Dogg. EMI / Capitol Records
En 2011, pedirle a un rapero del mainstream que baje sus humos y hable de algo más que de sí mismo es como pedirle a una media que no se gaste en el talón. Teniendo eso en cuenta, Doggumentary se despega de sus berretines documentales y se vuelve la obra más corrosiva que el gangsta rap hecho por millonarios pueda dar hoy. No hay grandes beats ni rimas asesinas, apenas unos ratos de comedia de stand up, pero Snoop Dogg entrega un álbum políticamente incorrecto que ventea la idiotez del consumismo y pone al cliché en un lugar cercano a la ironía. L. P.
8-Standing on the Rooftop
Madeleine Peyroux. EmArcy
Una versión íntima, susurrada, de “Martha My Dear”, abre el último CD de Madeleine Peyroux que tiene, como sorpresivo colaborador, a Bill Wyman, ex de los Rolling Stones. Compositora relevante y siempre en las fronteras del blues, aquí hace otros dos temas ajenos: “I Threw It All Away”, de Bob Dylan y, de Robert Johnson, “Love In Vain”. En ambos casos logra lecturas personales e intensas. Entre sus propias piezas sobresalen “Leaving Home Again”, la que da título al disco, con un enrarecido acompañamiento de guitarra, y “Ophelia”. D. F.
7-Manos sucias
Exodobabylon. Barca
Quienes se acerquen a este segundo CD de la banda de Villa Devoto a través del corte “Luna de día” seguramente se llevarán una impresión equivocada del concepto que guía este trabajo. No porque Exodobabylon reniegue de sus piedras basales –el reggae y, en menor medida, el ska–, sino porque el grupo donde Guido Turtula lleva la voz cantante ha sabido añadirle a su combo predilecto nuevas coloraturas genéricas. Así, hasta se permiten un aire tanguero en “Angel de barrio” y se le animan a la bossa (con sus licencias, claro) en “Obedientes y vencidos”. F. D.
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