De la santa trinidad del rock duro de los ’70 (Led Zeppelin, Black Sabbath y Deep Purple), la historia ha sido más justa con los dos primeros, siempre mencionados por bandas de todos los estilos a la hora de reconocer influencias. Deep Purple suele quedar eclipsado en ese rubro. The Platinum Collection, el triple cd compilatorio que acaba de publicar EMI, tal vez empiece a reparar esa injusticia. Todo, lo mejor y lo peor de Deep Purple, está aquí. Por suerte, en la carrera de la banda prevalecieron los buenos (aunque tumultuosos) momentos. Los rockeros nostálgicos irán derecho a la última parte del primer disco y a la primera parte del segundo. Es que allí aparecen los clásicos de clásicos: Black night, Speed king, Child in time, Strange kind of woman y los himnos Smoke on the water (cuyo riff simplón e inolvidable iluminó los comienzos de todos los guitarristas rockeros) y Highway Star (su crescendo adrenalínico del comienzo no ha sido superado, treinta años después). Pero la colección también vale la pena para revisar el resto de las etapas de Purple: desde los tiempos embrionarios y psicodélicos de Hush hasta las canciones de la era David Coverdale (hay quienes no lo quieren, pero ¿habrán escuchado bien Burn y Soldier of fortune?), pasando por la “rareza” de Love child (con el malogrado Tommy Bolin como guitarrista) y Sun goes down, donde, aunque resulte absurdo tratándose de Purple, ¡no aparece la firma de Ritchie Blackmore! Los muchachos siempre tocaron muy bien y se llevaron muy mal.