10- Mingus Dinasty

Charles Mingus Sony, 2006

Ah Um es un disco tan extraordinario que Mingus Dinasty, también grabado en 1959, ocupa un injusto segundo lugar. Junto a un septeto y un tentet, con compañeros de la talla de Benny Golson, Jimmy Knepper, Booker Ervin, Don Ellis y Roland Hanna, Mingus aparece aquí en lo más alto de su creatividad. La versión en cd, editada localmente, incluye las versiones completas de los temas del LP original (entonces editadas y cortadas) y, como bonus track, el fantástico tema “Strollin”, compuesto para el film Shadows, de Cassavetes. D. F.

10-Buxtehude. Membra Jesu Nostri

Junmghänel. Harmonia Mundi, 2006

Membra Jesu Nostri es una de las composiciones más extrañas y profundamente expresivas de la historia. Concebida como un ciclo de 7 cantatas dedicadas, cada una, a una parte del cuerpo de Cristo, esta obra genial de Dietrich Buxtehude –el antecesor más importante de Bach– encuentra en esta interpretación camarística, con seis cantantes, un pequeño grupo de cuerdas, fagot y órgano –igual de perfecta pero notablemente más pasional que la dirigida hace unos años por Sir John Eliot Gardiner–, la mejor versión imaginable. D. F.

6-The open door

Evanescence Sony BMG

Y al fin, después de innumerables problemas y cambios de personal que dejaron el liderazgo definitivamente en manos de Amy Lee, salió el sucesor de Fallen, el disco de la banda gótica que fue multiplatino en 2003. El problema con The open door es esa sensación de más de lo mismo: bases potentes, toques oscuros, balance entre pasajes climáticos y tormentas eléctricas... y planeando sobre todo la voz de Amy, siempre entre el sufrimiento y la furia. No es un mal disco: es un disco previsible, lo cual produce menos entusiasmo aún. E. F.

7-Tango

Nápoli-Casares Indep.

Para disfrutar de este disco hay que abstraerse de los planteos sobre la verosimilitud de los tangos de los años ’20 en pleno siglo XXI (aunque los reparos sean válidos). Si a través de estos tanguitos y milongas el oyente logra transportarse a esa década, el intento de Francisco Casares (voz y guitarra) y Marco Nápoli (guitarra) resulta válido. Para profundizar la empatía (o huir definitivamente) cabe agregar que el estilo interpretativo es muy afín al de cantores como Corsini y Magaldi. F. D.