DISCOS › GRABACIONES DE TROILO 1950-1956
Troilo y Grela, en trío y en cuarteto, y los tangos escritos por Piazzolla en los ’50 son parte de los atractivos.
› Por Diego Fischerman
Entre 1950 y 1956, Aníbal Troilo grabó para un sello, hoy desaparecido, llamado TK. Alguna vez Music Hall –también desaparecido– tuvo los derechos para la edición pero, en la actualidad, esa música parece no pertenecerle a nadie. El problema no es menor: entre esas grabaciones están las primeras realizadas por Roberto Goyeneche junto a esa orquesta, gran parte de las que tienen a Raúl Berón como cantante y algunos de los mejores registros no sólo de Troilo sino de toda la historia del tango: sus versiones en trío y cuarteto junto al guitarrista Roberto Grela, realizadas entre 1953 y 1955.
Un grupo de amantes del tango, asociados en el sello llamado EuroRecords, que se dedicó a rescatar grabaciones de discos de pasta de diversos artistas –entre ellos Francini y Pontier y Osmar Maderna–, encaró la publicación, en cinco CD, de lo que llamó Aníbal Troilo-Archivo TK. La serie, aún con resultados desparejos en relación con la restauración sonora, permite recuperar una de las grandes épocas de la orquesta de Troilo, con joyas como las primeras versiones –se grabaron dos, una en 1951 y otra en 1952– de “Responso”, con arreglos de Astor Piazzolla, “Discepolín” y “Malena”, por Berón, y “Calla”, “Milonga que peina canas” y “Cantor de mi barrio”, por un Goyeneche en estado de gracia. Pero, extrañamente, esa colección no incluye los registros con Grela. La notable serie Grandes del tango, editada por el sello Lantower, viene a suplir esa falta. En su volumen 39, que es a la vez el número 4 dedicado a Troilo, recorre, en dos CD generosos en duración, todas las grabaciones instrumentales de ese período y, además, con una calidad sonora asombrosa.
Los 50 temas del álbum incluyen todas las primeras versiones de las piezas que Piazzolla escribió en esos años –y que orquestó, además de para Troilo, para Fresedo, Francini-Pontier y Basso–. La serie comienza con “Para lucirse”, que abre además el primero de los discos. Esta versión, que dura casi cuatro minutos –algo bastante inusual para los códigos comerciales de la época–, es una verdadera pieza de concierto. Piazzolla, para que se luciera la orquesta y para lucirse él, escribe variaciones para el piano –Carlos Figari–, para el cello –Alfredo Citro– y, claro, para el bandoneón de Troilo. Allí, tiene en cuenta esa detención del tiempo casi sobrenatural característica del bandoneonista, que lleva el rubato hasta el abismo, y lo deja a solas con el contrabajo de Kicho Díaz (que diez años después integraría su quinteto). Las otras obras escritas por Piazzolla y grabadas por Troilo en esos años son “Prepárense” y “Tanguango”, de 1951; “Contratiempo”, de 1952; “Triunfal”, de 1953, y “Contrabajeando”, compuesta en colaboración con Troilo en 1954.
Las grabaciones junto a Grela corresponden a varias sesiones, en trío junto al contrabajo de Díaz y en cuarteto, con el agregado de una segunda guitarra y, en un par de registros, de un guitarrón. Son, en total, 12 temas que nunca habían sido editados en CD de manera completa –existía una publicación parcial realizada por Music Hall e inconseguible desde hace años– que, junto con las que realizaron en 1962, para RCA Victor, conforman una de las lecciones más perfectas que puedan concebirse acerca de eso tan elusivo que algunos no dudarían en llamar swing.
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