9-Let My Children Hear Music

Charles Mingus. Columbia, 2008

Bienvenida edición local de uno de los discos más importantes de la historia del jazz, este CD recoge uno de los proyectos más ambiciosos de Mingus en relación con formas e instrumentaciones extendidas. Grabado en 1972, está instrumentado para una banda que incluye corno y cello además de los instrumentos habituales en el género, y en la que se destacan el pianista Roland Hanna y el saxofonista James Moody. La combinación entre salvajismo y sutileza –o entre las miradas al blues y a Ellington– es, como siempre, encantadora. D. F.

8-Karmen

Goran Bregovic. Universal, 2008

Si la Carmen de Merimée. convertida en ópera por Bizet, presentaba una mujer fatal, capaz de llevar a un hombre a su perdición más completa, y su gitanidad era allí tanto un rasgo de exotismo como de peligrosidad, en esta versión “feliz” ideada por Bregovic e interpretada con pasión por su Banda de casamientos y funerales, lo gitano es, sencillamente, esencial. Aquí no hay mirada francesa de por medio sino una auténtica historia balcánica, llena de fuego y desenfado y, sobre todo, una música magnífica. D. F.

7-Hijo quichua

Fuego Indio. Independiente

Un trío que recorre un repertorio folklórico del Noroeste argentino, con algo del marketing ganchero, que tiene que ver con lo indígena, y la virtud de jugarse por temas propios antes que por los clásicos revisitados del cancionero. Con invitados como Hilda Lizarazu, que suma su voz a una vidala tradicional de interesantes arreglos, Fuego Indio hace pie en las creaciones de Eduardo Avila, pero también incluye a Sixto Palavecino, los Hermanos Abalos o las recopilaciones de Andrés Chazarreta. K. M.

8-El hombre muere del hombre

Bettinotti Fernández. Independiente

A paso lento pero firme, esta propuesta se fue haciendo un lugar en el panorama de la nueva guardia del tango, esa que muestra lo que puede dar el género cuando se le suman las influencias de toda la otra música que escucha un compositor de hoy. Aquí, todas las músicas y letras son de Alejandro Bettinotti. Las letras tienen una pizca de humor, cinismo o filosofía ciudadana, según los casos, lo suficiente para formar parte de la nueva poesía del género. Y las músicas son originales y trabajadas sin facilismo. K. M.