TELEVISION › ENCUENTRO IBEROAMERICANO SOBRE COMUNICACION
La segunda jornada del evento trató sobre las posibilidades reales de las redes para democratizar el consumo y abordó los alcances y el impacto social y cultural de la TV digital, con poco optimismo en las exposiciones.
› Por Emanuel Respighi
Si el primer día del Encuentro Iberoamericano sobre Comunicación: Lo Digital y la Digitalización transitó por una visión esperanzadora sobre la digitalización de la TV y la radio como un proceso que democratizará el mapa mediático y permitirá una mayor diversidad de contenidos, en la segunda jornada primó el pesimismo entre los expositores. Los distintos académicos y actores de los sectores públicos audiovisuales de Latinoamérica y España mostraron sus dudas y temores respecto de la “real” transformación que la TV digital traerá en el funcionamiento social y en el panorama de medios nacional. ¿Hasta qué punto son ciertas las promesas de inclusión social, multiplicidad de servicios, redes educativas y apertura del espectro radioeléctrico que promueve la TV digital en países como la Argentina, donde coexisten pocos y grandes grupos mediáticos, los organismos encargados de controlarlos son débiles y la sociedad civil no expresa mayor interés en la radiodifusión?
Organizado por el Sistema Nacional de Medios Públicos (SNMP), el encuentro resultó un fructífero espacio de reflexión sobre el impacto social y cultural de la TV digital, un debate postergado por la discusión sobre cuál será la norma que finalmente adopte el país (todo hace indicar que sería la japonesa ISDB, en sintonía con Brasil). Y en la jornada de cierre del seminario se destacaron más las dudas que las certezas sobre los beneficios de la digitalización de los procesos culturales.
“Si uno toma nota de la historia contemporánea de los medios en Latinoamérica, racionalmente no estamos en condiciones de ser muy optimistas respecto de las consecuencias que tendrá la TV digital”, señaló Martín Becerra, investigador y autor del libro Periodistas y magnates: estructura y concentración de las industrias culturales en América Latina (Prometeo). “Pensar que la TV digital va a democratizar los medios de comunicación, que permitirá el acceso a la información de sectores sociales que hoy están excluidos, que fomentará la diversidad de contenidos, es hoy un acto de fe tecnológico. ¿Qué hace pensar que esas ‘trabas’ históricas hoy puedan ser superadas?”, se preguntó el investigador. “No pensemos que la TV digital es más TV mala: pensémosla como una oportunidad de cambio”, le retrucó Luis Valle, creador y director del posgrado en TV digital en la Universidad de Palermo.
En el medio de esa controversia, el periodista mexicano Gabriel Sosa Plaza intercedió contando la manera en que en México se viene produciendo el proceso de digitalización bajo la norma estadounidense ATSC. “El estándar –relató– se decidió por razones económicas y de cercanía con Estados Unidos. Se decidió sin que la sociedad se enterara, casi sin debate. Hubo ausencia total de los medios públicos, una reforma legislativa inconclusa por las presiones de los radiodifusores y sin política pública de comunicación alguna. Es decir, la digitalización en México se realizó al ritmo de los grupos televisivos (Televisa-Azteca), que en el mismo proceso de asignación de canales digitales se les extendió la concesión de las licencias hasta el 2021.”
Ante el alto nivel de concentración de la propiedad de los medios de comunicación en los mercados latinoamericanos, el rol del Estado surgió en los distintos paneles como una necesidad para garantizar el ingreso de nuevas voces en la arena mediática. “La redistribución del espectro en el marco de la digitalización no sólo debe ceder a los medios comunitarios un tercio de ese espacio, sino que también el Estado debe pensar la manera de subsidiar a esos medios para que no se replique en la era digital la relación de fuerzas actual. Hay que pensar la TV digital desde una perspectiva social y cultural y no desde lo político-económico”, propuso Daniela Monje, investigadora de la Universidad de Córdoba.
Incluso, los especialistas coincidieron en que el activo rol del Estado debe llegar a los contenidos que se distribuirán en la plataforma digital. “El Estado debe intervenir en la producción de los contenidos audiovisuales, con una planificación ajustada a sus objetivos, como una forma de asegurar la pluralidad informativa y de pensamiento. Y lo tiene que hacer en la medida en que la sociedad civil se comprometa, ya que a su vez la sociedad garantizará que la intervención estatal se realice con cordura”, reflexionó el periodista Ricardo Beltrán.
El presidente del directorio del SNMP, Tristán Bauer, clausuró el encuentro explicando la política comunicacional que requiere para llevar adelante su gestión en la era digital. “Se necesita la aprobación de una nueva ley de Radiodifusión, que sume nuevos participantes e incluya a los medios comunitarios. Un marco legal que garantice la llegada de Canal 7 y Radio Nacional a todo el territorio y que garantice los fondos necesarios para la producción federal de contenidos audiovisuales”, detalló. En tanto, Glenn Postolski, subsecretario de medios de la UBA, celebró la redacción de una ley que reemplace la de la dictadura, pero pidió que “mientras se discute su aprobación, el Estado puede transformar el mapa mediático simplemente aplicando la ley actual, que muchos concesionarios violan continuamente”.
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