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POR EMANUEL RESPIGHI
Detrás de cada desastre natural, conflicto bélico o en aquellas zonas olvidadas a merced de enfermedades y epidemias, todo un sistema de ayuda humanitaria se pone en marcha para asistir a las víctimas. Aunque ellos actúen en silencio, en las sombras y sin la repercusión mediática que poseen otras organizaciones humanitarias internacionales como la Cruz Roja Internacional, el trabajo de Médicos Sin Fronteras (MSF) cumple un papel vital en cualquier lugar del mundo en el que la necesidad se haga presente. Allí, en los lugares más remotos del planeta, entre bombas, epidemias o huracanes, un grupo de profesionales actúan desinteresadamente a miles de kilómetros de distancia de sus hogares y familias. Esta noche, a las 22, Canal 13 estrena Médicos sin fronteras, un documental en el que se muestra el riesgoso trabajo de esta organización que en 1999 recibió el Premio Nobel de la Paz, por su trabajo sanitario y su defensa de los derechos humanos.
Producido por Cuatro Cabezas, la empresa encabezada por Mario Pergolini y Diego Guebel, el documental centra su atención en la organización humanitaria de acción médica que asiste a poblaciones en situación de emergencia. El especial, realizado este año, detiene su mirada en el trabajo que un grupo de profesionales de la organización realiza desde hace varios años en Afganistán, un país que vive un largo padecimiento tras más de 25 años de guerras, conflictivos cambios de liderazgo político y extremas sequías. A través de imágenes tomadas en territorio de Afganistán, el programa titulado Médicos sin fronteras logra reflejar cabalmente las cruentas condiciones de vida en las que los profesionales médicos de MSF deben desempeñar su tarea. De hecho, que el especial se haya filmado en tierras afganas –el primer lugar que George Bush bombardeó luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001– no es arbitrario: allí, la ONG ofreció atención médica a los afganos durante 24 años, sufriendo el asesinato de cinco miembros del equipo en junio de 2004, cuando se realizaban proyectos que incluían consultas prenatales, servicios de urgencia, formación de personal sanitario, vigilancia epidemiológica y suministro de medicinas y material médico.
Alejado ya definitivamente de la edición vertiginosa que solía caracterizar a sus documentales, el especial de Cuatro Cabezas avanza a través de varios ejes. El contexto socio-político afgano, las víctimas y sus variados males y el testimonio de los propios médicos dispuestos a trabajar en las peores condiciones, con la motivación de ayudar a quienes más lo necesitan, aun tomando conciencia de que la tragedia ajena puede convertirse en la suya propia, son sólo algunos de los temas que trata el programa. El especial, de una hora de duración, fue filmado en Yakaolang, Siadara y Sariqol, tres ciudades afganas que cuentan con el problema de no poseer ningún tipo de atención a la salud primaria, quedando su población a merced de enfermedades de todo tipo.
Aunque el especial reposa su mirada sobre la organización en general, con el objetivo de difundir la ayuda humanitaria que realiza en todo el mundo, Médicos sin fronteras cuenta, además, una pequeña historia. En medio del relato, el documental narra las sensaciones encontradas entre una profesional que llega por primera vez a un lugar distante a ejercer su tarea y otra que abandona su misión. Las protagonistas, en este caso, son Silvana Bruschi, una enfermera argentina que, luego de nueve meses trabajando en Afganistán, regresa a su hogar, y Marta Sánchez, una colega española que llega para reemplazarla.
“El documental intenta mostrar la realidad de nuestro trabajo, como una forma de acercarlos a la gente”, le explica a Página/12 Bruschi. “En general –prosigue la enfermera marplatense–, la sociedad desconoce la labor que realizan las ONG en todo el mundo, cómo y con quién trabajamos, qué derechos defendemos. Además, se trata de transmitir la realidad de los afganos. Afganistán no es sólo lo que muestra la CNN. Es, sobre todo, un país que sufre todo tipo de enfermedades, que no tiene un sistema de salud y que posee el índice de mortalidad materno-infantil más alto del mundo.”