El fin de Los exitosos Pell$ (esta noche, a las 22.30, se emite el último episodio, por Telefe) cerrará el primero de una larga serie de capítulos que por un tiempo enfrentará a dos modelos de producción televisiva de ficción. Más específicamente en lo que se refiere a la telecomedia de horario central, aquella que históricamente se emite a las 21 pero que desde hace unos años va en el impreciso “al término de...”. Dos concepciones de producción, realización, búsqueda temática, formas estéticas y hasta maneras de relacionarse con la masa de potenciales televidentes que tiene por un lado, a la factoría Pol-Ka y, por otro, a la más reciente Underground Producciones. Una incipiente contienda de contenidos que llegó a la TV argentina para refutar aquella idea de que las tiras diarias multitarget deben ser todas iguales.

Luego de 160 capítulos, nueve meses al aire y un promedio de rating que desde el 5 de noviembre de 2008 acumula 17,1 puntos, la historia de Los exitosos Pell$ finaliza sin despedida en el teatro ni gran audiencia. De hecho, el programa el año pasado desbancó del rating a Showmatch, aunque esta temporada pierde diariamente contra Valientes, el ciclo de El Trece que en las últimas semanas casi lo duplica en audiencia. En el capítulo final se resolverán todos los interrogantes de un programa que gustó más por la forma que por el contenido. ¿Qué pasará con la historia de amor de Gonzalo (Mike Amigorena) y Sol (Carla Peterson)? ¿Finalmente Franco (Hugo Arana), el inescrupuloso dueño de Meganews, deberá rendir cuentas ante la Justicia? ¿Qué destino tendrá el canal?

Más allá de los números y del cierre de la historia, la mayor virtud de Los exitosos... es que logró renovar la tira diaria, en un proceso que Underground había iniciado con Lalola en 2007, pero con una penetración social inferior al emitirse el programa por América, un canal con menos audiencia y repercusión que Telefe. Este año, en cambio, el modelo polkano se cotejó directamente con el undergroundiano en los canales líderes. Vale la pena, entonces, comparar a Los exitosos... y Valientes para marcar las líneas artísticas que por ahora distancian a la consolidada productora de Adrián Suar con la que hace algunos años abrieron Sebastián Ortega y Pablo Culell.

Acorde con la juventud de la productora que lo realiza, Los exitosos... –al igual que Lalola– es (fue) un programa innovador para los estándares del género, donde Underground –tras los rotundos fracasos de Gladiadores de Pompeya y Amo de casa en Canal 9– parece haber entendido que el riesgo era el mejor camino para posicionarse dentro de una industria para escasos jugadores. Estéticamente impecable, alejado del registro costumbrista y con una excelente utilización de recursos y efectos técnicos, el ciclo que termina le dio una vuelta de tuerca a la telecomedia y no sucumbió en el camino. Ni siquiera perder diariamente en las planillas de rating con Valientes le hizo cambiar el foco a la puesta. Sin llegar a alinearse en las características de la sitcom, Los exitosos... tomó del género estadounidense por excelencia la sucesión de gags y chistes autónomos absurdos, sólo que en medio de una trama que busca realismo desde su temática pero no desde la forma en que decide abordarla.

Por el contrario, Valientes es uno de esos productos de Pol-Ka que apela a la fórmula probada, tradicional, que tanto rédito le da a la productora que abastece con exclusividad a El Trece. Una historia novelada, de cruces amorosos y traiciones a cada paso, en el marco de una trama que pretende verosimilitud y una identificación directa del público. Con un elenco coral de caras conocidas, chicas y chicos lindos que pelan el lomo cuando el rating lo amerita, Valientes apela a actuaciones “realistas”, de mejor asimilación por parte de los televidentes del horario. En cambio, en Los exitosos... todos y cada uno de los actores conformaron personajes que tienen una sofisticada composición detrás, con el desdoblamiento de Amigorena en Gonzalo y Martín Pells como máximo exponente.

La audiencia que acarrea uno y otro programa responde proporcionalmente a los lineamientos de cada propuesta. Independientemente de que el televidente que consume el género suele asimilar con mayor facilidad aquello a lo que está acostumbrado, las razones que explican los casi 30 puntos diarios de Valientes descansa fundamentalmente en la fragilidad con la que Underground suele desarrollar sus historias. En Los exitosos... y en Lalola los guionistas se toparon con la misma dificultad: hacer de esas buenas ideas disparadoras una historia medianamente sustentable a lo largo de los 120 o 160 capítulos. Es que mientras Pol-Ka parte de una historia de fondo a la par que desarrolla otras colaterales, Underground se aboca a una única historia, sin abrir el juego a otras: los personajes toman autonomía y libertad compositiva, pero carecen de líneas narrativas que puedan motorizar y oxigenar a la central a lo largo de los capítulos.

La búsqueda de uno y otro programa, en tanto productos que condensan las ideas artísticas de sus productoras, marca el comienzo de un interesante duelo de modelos que signará a la TV local en los próximos años. Mientras el desafío de Underground es lograr imprimirle solidez narrativa al relato, el de Pol-Ka es poder romper con esa coraza repetitiva que aún le sigue dando resultados en términos de audiencia. De la manera en que se dirima esta competencia en el corto plazo, el horario central de la TV argentina logrará renovarse en favor de los televidentes.