TELEVISION › ELIZABETH VERNACI, ENTREVISTADORA EN FUERA DE LIBRETO
En el ciclo que arranca hoy por Canal (á), la locutora intentó “sacar de su perfil habitual” a Graciela Borges, Gastón Pauls y Arnaldo André, entre otros. Aquí, habla de por qué no le gusta trabajar en televisión y de las razones de su vigencia en la radio.
› Por Mariano Lago
Elizabeth Vernaci habla en la entrevista igual que como se la escucha en la Rock & Pop. Pasa del chiste guaso a la reflexión seria sobre su carrera en los medios con esa versatilidad para encarar distintos temas que le dieron casi 30 años en el éter. Y aunque es reacia a ser entrevistada, se la percibe cómoda y con un completo manejo de la situación. La locutora que creó un estilo de conducción irreverente y desacartonado está a punto de regresar a la televisión, un medio que le encanta pero para mirar y no para trabajar. “No me acuerdo cuándo fue la última vez que hice televisión. No tengo esa cosa de hice tantos programas, no hago un mercadeo de mis situaciones de vida. Creo que lo último que hice fue con (Roberto) Pettinato en Todos al diván o Peor es nada con (Jorge) Guinzburg”, admite La Negra. Fuera de libreto es el título del ciclo de entrevistas a reconocidos actores y actrices que Vernaci grabó para Canal (á) y que arranca hoy a las 22.
“Traté de entrar como dice el programa, ‘fuera de libreto’, que no sea lo que se espera de ese personaje –explica–. Si esa persona que está en la tele es un galán o está siempre en un determinado perfil, traté de sacarlo de ese lugar. Pero, bueno, no soy periodista, no sé hacer entrevistas. Para mí era como una cosa nueva y me divertía. En realidad, fui más una anfitriona. Leía la historia de ellos, de algunos conocía, pero traté de no entrar en cosas personales porque me parece que no era el camino que tenía que ir, y después la producción armaba las preguntas. Pero la verdad es que siempre fue una charla distendida, como invitar a alguien a mi casa y charlar un rato. Claro, hay que olvidarse de que está la cámara prendida. Pero se dio una situación bastante agradable porque era gente amiga, conocida, con la que me llevo bien”, cuenta la locutora sobre el programa para el que entrevistó a Graciela Borges, Cecilia Roth, Pablo Echarri y Gastón Pauls.
Y aunque Canal (á) promocionó Fuera de libreto como un ciclo en el que La Negra mostrará un costado diferente, ella sostiene que cada trabajo se encara con una vuelta de tuerca. “No sé cuál es mi perfil distinto. ¿Qué soy? ¿Julio Iglesias, que tiene uno bueno y uno malo (risas)? No tengo esa valoración de mí, siempre tengo un perfil diferente o que todo lo hago diferente, porque justamente mi marca registrada es hacer las cosas que no son las que se supone que debería hacer una chica o una señora en un medio. Pero no le bajo el pantalón a nadie, no me chuponeo con nadie, no es época de Infómanas. Lo que sí, me divierto mucho”, revela. Vernaci cuenta que la lista de entrevistados ya estaba armada de antemano, aunque por objeción suya sacaron a una mujer de la lista. “No me divierte hacerles notas a los que andan pululando por los canales de aire en los programas de vedettongas”, confiesa, pícara.
–Ya que mencionó el tema, ¿qué opina de lo que puede verse hoy en la televisión de aire?
–¡Me encanta! Lo digo en la radio: para mí antes era risueño y después empezó a ser patético. Y esto no viene de una chica que sólo mira Discovery, porque adoro ver televisión, me divierte. Pero cuando empezaron a disfrazar con una peluca a ese pobre hombre, (Zulma) Lobato, y empezaron a mofarse de alguien que no estaba bien, ya no me gustó tanto. Empecé a sentirme incómoda. Y después, todos los que pululan son unos pelagatos. Se creen que el mensaje es “salgo en la tele, soy alguien”. Me da mucha tristeza y siento que prendo la tele y me tiran soretes desde la pantalla. No hay algo que me divierta. Puedo ver algún programa, como Para vestir santos. Las novelas me aburren. No hay algo que diga “no me puedo perder este programa”, como Los Soprano. Está bien, no vivimos en Estados Unidos, lo sé. Pero hay cosas que son copadas. Todos contra Juan me divertía, igual que Ciega a citas. Lo otro me parece que habla de la berretada y de la poca plata que hay para hacer algo. Entonces es mucho mejor traer a un idiota y mofarnos de él, pero seguir hablando del idiota. No entiendo por qué. Me parece que burlarse de alguien que quiere ser lo que no puede y encima mostrarlo en televisión es muy humillante. Me da vergüenza y no me divierte.
–En una entrevista en Un mundo perfecto, el programa de Roberto Pettinato, usted dijo que no le gustaba ir a la televisión. ¿Eso es sólo cuando va de invitada o en general?
–A la tele voy con mis amigos. Me encanta mirar tele, estar en casa, hacer zappping y no parar. Y el zapping es entre los canales de aire, no es entre HBO y Maxicanal. Me gusta mucho reírme de la gente. Y no me gusta estar en ese lugar en el que me río de los demás para que otros se rían de mí. Me divierte mirar tele pero no hacerla, porque tiene un nerviosismo, como un hilo de tensión que no me resulta atractivo. No me gusta que la tensión la genere otro, me gusta generarla yo. Entonces, desde ese lugar, la televisión no me gusta. A mí me encanta pasarla bien. Y si no la paso bien, tengo la radio, que ahí la paso bomba y la verdad que gano buena plata. No necesito hacer otras cosas para figurar y decir “estoy en la televisión”. La verdad, no me muero por estar en la pantalla y creo que eso es lo que seduce a la hora de llamarme. Si estoy, estoy; y si no, sigo siendo quien soy. No me como que si no estás en la tele no existís. Hay gente que necesita ver su foto, que se busca en la página de los diarios a ver si sale algo de ellos. ¡Querido! ¿Dónde dejaste a tu abuela? ¿Cuánto tenés de ego? ¡Pará! Yo tengo mi ego, que es bastante, porque si no, no haría lo que hago. Pero no necesito ver todo el tiempo lo que opinan de mí o lo que la gente piensa de mí. Para nada.
Verdadero animal de radio, Vernaci impuso en el éter un sello propio que nadie pudo imitar y que la mantiene entre las figuras más queridas y veneradas del medio. Su desparpajo incluye un lenguaje en el que abundan las groserías y que no deja de lado los apuntes irónicos sobre la realidad. Ese estilo que encontró una de sus mejores expresiones en Tarde negra, el ciclo que conduce desde 1999 por FM Rock & Pop.
–¿Por qué cree que después de tantos años de carrera el público sigue tan enganchado con Elizabeth Vernaci?
–Porque soy la mejor (risas). Está muy mal hablar de uno, a mí no me gusta hablar de mí para adularme, pero creo que lo que tengo es que hablo el lenguaje de la gente. La radio tiene que ser una fotografía de la calle, ya sea desde lo periodístico, cosa que yo no hago; desde el lenguaje, cosa que sí hago; y desde la realidad de lo que tenemos nosotros. Somos muy auténticos en mostrar nuestra verdad: que nos cagamos de risa, que tenemos mierda que no solucionamos. Pero, más que nada, es una radiografía lingüística de cómo se habla y cómo se dice. Y ahí reside el éxito del programa, no sólo el mío.
–¿Cómo hace para mantener la frescura de Tarde negra después de más de una década en el aire?
–¡Puteo mucho (risas)! La verdad que no lo renuevo mucho. Debería, quizás. Pero se renueva solo... El programa es como la vida. Para el que te escucha sos como un familiar: sabe qué hora es porque escucha que estoy en la radio. Antes no me pasaba, pero voy a un lugar y hablo y saben quién soy. Por mi voz, no por mi cara. Me metí en el oído de la gente y está buenísimo. Pero no armamos cosas nuevas ni estamos pendientes de la producción: vamos y nos divertimos. El programa es como muy salvaje. Muy barato, quizás en el sentido de lo barato de la televisión, pero no berreta. Tiene que ver con los códigos de la radio. Se puede invitar a alguien, puedo hacer más separadores, pero en realidad la radio es comunicación ahora mismo de lo que está pasando. No es que hablamos de la actualidad; porque me supera esta cosa de inseguridad, de mierda, de política, de peleas que son las mismas que tienen los mediáticos pero a otro nivel. No entiendo, no me interesa, no sé de qué se trata. Trato de tener un grupo de gente bien amplio, desde humoristas hasta periodistas, oficialistas o no, que den su pantallazo de lo que pasa en la realidad. Y después es jugar. Jugar y nada más.
En un panorama actual de los medios polarizado entre opositores y oficialistas, Vernaci dice que no está ni con un bando ni con el otro, y que prefiere ser pluralista para conocer diversas posturas de un tema que la excede y del que no quiere formar parte. “No me gustaría ponerme del lado de la oposición porque me parecen horribles, pero tampoco soy oficialista. Ser un ‘ni’ hoy en día es no ser nada. Y yo no soy nada. Trato de escuchar todas las campanas. Por eso tengo gente que me dicen ‘cómo podés tener a esos oficialistas de mierda laburando con vos’. Para mí es muy importante escuchar otras campanas. No tengo una posición tomada, porque desconozco. Hay tanta basura, mierda o arreglos en el medio de estas cosas políticas, cuestiones económicas que desconozco porque no me da la cabeza ni me interesa conocer. Porque lo mío pasa por otro lado: trato de divertir a la gente, ésa es mi función. Pero trato de escuchar todas las campanas y ver dónde me paro. Aunque sinceramente, no sé dónde estoy parada”, dice y suelta la carcajada.
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