La guerra de los estrenos no pudo ganarle al enlatado: la repetición de Casados con hijos (la sitcom de Telefé que ya se emitió en 2005, con Guillermo Francella y Florencia Peña) fue la ficción más vista de la noche del lunes hipercompetitivo, con un rating de 25,7 puntos. Entre las nuevas tiras, sólo Alma pirata (de Telefé con Mariano Martínez y Luisana Lopilato) superó los 20 puntos (22,4), innovando en el horario central nocturno con una historia de enredos emparentada con Chiquititas. La usina Cris Morena, a plena marcha, entendió que daría rédito el juego ambiguo de cruzar ficción y romance real del galán y la heroína: Martínez y Lopilato podrán confiar más en su potencial como objeto sexual que en la trama típica juvenil de desengaños y reencuentros. Juntos, Alma... y el imbatible Sos mi vida, de Canal 13 (primero en su franja con 23,1 puntos), convocaron a la masa y dejaron bien atrás al estreno del 9, Gladiadores de Pompeya, una ficción melancólica con algunos temas de moda: el club barrial, el catch, el héroe derrotado que vuelve (western revisitado)...

Pese a su discreto tercer puesto, Gladiadores... sorprendió por su armónico mix de géneros que entrecruza el western clásico con el melodrama barrial, un paso más allá de la movida Pol-ka de conventillos y clubes sociales: se recarga la trama hasta dar con un pastiche kitsch que no ahorra emblemas de lo nacional y popular: Andrea del Boca, Palito Ortega, Carlitos Balá, Mario Sapag, el catch, entre otros. De los dos estrenos restantes del 9, El tiempo no para quedó tercero en la franja de las 22, con 14 puntos, con una trama coral con una decena de protagonistas fijos que rondan la treintena, en una apuesta que recuerda al desborde de la reciente Doble vida (América, 2005) pero también al más lejano Verdad/consecuencia. Aquí no hay nicho de clase o profesión: su trama omnívora contempla al pibe chorro y a la princesa llegada de New York. Con mejor suerte y menos competencia, Amo de casa, tal vez la menos interesante de las flamantes tiras por su trama convencional sobre una inversión de roles domésticos, peleó el primer puesto en la franja de las 20, con 16,5 puntos.

¿Se puede, ya, trazar una tendencia entre los programas nuevos? Se dividen –queda claro– entre los de protagónico absoluto (Sos mi vida, Amo de casa) y elencos corales que apuestan a la suma (El tiempo no para, Gladiadores...), y –sobre todo– son claros exponentes de género: la nueva ficción apuesta a lo seguro, al nicho ya explotado, y se nutre del western (Gladiadores...), la comedia juvenil (Alma pirata), la sitcom doméstica (Amo de casa) y el drama de parejas cruzadas (El tiempo...). Los héroes y heroínas de 2006 se obsesionan con la lucha: Natalia Oreiro (Monita, en Sos mi vida) pelea con expertas matadoras; su pareja (Carlos Belloso) prueba suerte en el catch, al igual que los venidos a menos del nuevo Gladiadores de Pompeya. El catch, en Gladiadores..., es el eje de la trama: por perder una pelea hace 17 años el Toro (Gabriel Goity) se fue de Pompeya para siempre. Si Sos mi vida utiliza la pelea como un toque de color para diferenciar la misma trama de Muñeca brava (chica pobre/ niño rico), como antes Pol-ka lo hizo con Campeones, Gasoleros, El sodero de mi vida, y otros, Gladiadores... le da un valor estructural: el catch define como una síntesis perfecta al héroe melancólico de western que interpreta Goity y refleja el espíritu de una ficción melancólica: así se asume el anacronismo como el leitmotiv principal.