TELEVISION › “AMO DE CASA”, CON CARLOS CALVO
› Por Emanuel Respighi
Presentada como la primera sitcom (comedia de situaciones) absolutamente criolla –aun cuando el año pasado Amor mío fue un antecedente válido–, Amo de casa (Canal 9) bien puede utilizarse como argumento a favor de los que piensan que únicamente los norteamericanos pueden realizar programas del género y no sucumbir en el intento. Es que el primer envío de la tira protagonizada por Carlos Calvo y Andrea Bonelli dejó muy en claro que, sin un guión consistente y actuaciones precisas –los dos componentes básicos del género–, ninguna apuesta local al formato importado puede convertirse en un buen programa. Y mucho menos, claro, en un ciclo gracioso.
Mix tardío y fallido entre la cercana ¿Quién es el jefe? y la más lejana Gerente de familia, Amo de casa vuelve a traer al ruedo la vieja idea de que un hombre haciéndose cargo de las tareas domésticas y la crianza de sus hijos se convierte en un potencial asesino, sea por acción u omisión. En este caso, Alberto (Calvo) debe hacerse cargo de los quehaceres hogareños luego de que tras 20 años de trabajar como agente en la bolsa lo enviaran, primero, al hospital con un pico de stress y, más tarde, a su casa, medicado y con orden de reposo absoluto. En contraste, su esposa Mariana (Bonelli) debe retomar forzosamente la actividad profesional, tras más de una década en la que se dedicó exclusivamente a su hogar, dulce hogar. No hace falta decir que los enredos, malentendidos y equivocaciones de los roles invertidos son el motor de un programa en el que escasean las ideas originales.
La manifiesta intención de Amo de casa de hacer reír fracasa no tanto por la puesta en escena de un esquema archirreconocido (algo que suele suceder en la TV actual), sino más bien porque dentro de ese formato probado la sucesión de gags peca de obvia (Alberto rompe un florero mientras limpia, se le queman la aspiradora y el microondas, no sabe cómo cambiarle los pañales a su hija menor), explotando la idea de que todo sale mal. Claro que el guión no es el único punto flojo del programa. Aun contando con Carola Reyna en la dirección actoral –ya lo había hecho en ¿Quién es el jefe?–, las sobreactuaciones de algunos (Bettiana Blum, Esteban Prol, Mauricio Dayub) y la demora en los remates de los chistes de otros (visiblemente en Calvo) atentan contra el ritmo acelerado que el género requiere, retardando el relato. El buen rating del envío tiene que ver con que, por horario (20.15) y propuesta (humor blanco), parece acaparar el interés de los más pequeños de la familia. Aunque mostrar a la explosiva Luciana Salazar tocándose bajo un chorro de agua no parece ser la forma más correcta de hacerlo.
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