Miércoles, 6 de julio de 2011 | Hoy
TELEVISION › WARNER CHANNEL ESTRENA OUTSOURCED HOY A LAS 20.30
Todd Dempsy encarna a un empleado de una empresa que vende chascos por catálogo, que se ve obligado a aceptar un traslado a la India para poder seguir trabajando. Esto da origen a un choque de culturas en el que la serie insiste demasiado.
Por Leonardo Ferri
Aunque resulte difícil hablar de recetas exactas para que una serie de televisión sea exitosa –desde la ciencia ficción hasta el drama tienen variados ejemplos en uno y otro extremo–, la de la situación cotidiana, que genera esa instantánea identificación del espectador con el personaje, parece ser una de las fórmulas más utilizadas a la hora de idear una historia. Seinfeld y Friends, aun con sus situaciones exageradas y caricaturescas, son dos buenos ejemplos de ello. Y en el universo de situaciones habituales, ¿a quién no le pasó de llamar a algún servicio de atención al cliente o de ventas y ser atendido por alguien con un acento por lo menos extraño? Outsourced (algo así como “Tercerizados”), la serie que Warner Channel estrena hoy a las 20.30, arranca en esa realidad globalizada y la aprovecha para explotar otras cuestiones menos ligadas a la comedia.
Cuando la empresa Mid-America Novelties decide mudar su call center desde los Estados Unidos hacia la India, Todd Dempsy (Ben Rappaport) se ve obligado a aceptar el traslado si quiere evitar ser despedido. Más allá del cambio que le significará irse a vivir a otro país, el choque de culturas será un reto para su optimismo. Para peor, Mid-America Novelties es una empresa que vende chascos por catálogo, además de otros elementos igualmente inútiles. ¿Cómo explicarle a un hindú para qué sirve una taza con forma de inodoro? ¿Cómo hacerle entender a un vendedor que en el mundo occidental yanqui un plástico que simula ser un charco de sangre o una alcancía en forma de culo son cosas graciosas? Sombreros con forma de queso, remeras con frases graciosísimas y cachorros de peluche que se prenden a la pierna como perros en celo deberán empezar a formar parte de la cultura de los flamantes vendedores.
La apuesta de esta serie es al humor de oficina, ese que tan bien le sale a The Office, y cuyo éxito reside en que no se mueve de ese ámbito. Outsourced, en cambio, se ve obligada a (o quizás elige) ahondar en la cuestión del choque de culturas, que puede resultar gracioso, pero también repetitivo, e incluso ofensivo si el que mira lo hace desde la India. ¿Se podría haber limitado la serie al ámbito del call center, sin tener que recurrir a historias amorosas multiétnicas y sin extender los límites a todo el país? Probablemente sí, sobre todo si se tiene en cuenta que da mucha tela para cortar un grupo de hindúes, muy diferentes entre sí, que están atrapados en una oficina y que deben atender a los compradores norteamericanos. Sin ir más lejos, la monotonía y el hastío de los call centers han quedado reflejados en libros, películas y hasta en musicales. Sucede que la India es el país que más servicios de outsourcing ofrece a todo el mundo. En Estados Unidos, el público acompañó bien a la serie en el comienzo, con más de cinco millones de espectadores, aunque fueron disminuyendo con el correr de los capítulos (como suele suceder), todo esto sin contar las visualizaciones online. La producción logró completar la temporada con 22 episodios, pero no fue renovada por la NBC, sin que eso signifique haber sido cancelada.
Outsourced, como casi toda sitcom que se precie, deja un lugar para incorrección política y ensaya una autocrítica sin hacerla muy explícita. Los norteamericanos son especialistas en eso de mirarse a sí mismos sin mucha compasión, aunque tampoco con mucho ensañamiento, no vaya a ser que el público se ofenda. Outsourced pone el ojo en el ya conocido consumismo yanqui, pero no en aquel ligado a cierto “avance” (como puede interpretarse el consumo de productos tecnológicos), sino a todo aquello relacionado con la pérdida de tiempo, las bromas y el humor tonto. Según esta serie, los norteamericanos son capaces de llamar para comprar por teléfono los chascos que ven en un catálogo y, no contentos con eso, llevarse algún otro producto similar. “Si lleva la caca de perro falsa, ¿no le gustaría también adquirir el falso vómito?” Como dice Todd en medio de una capacitación, “tal vez nadie lo necesita, pero en América nadie puede impedir que lo hagas, y ésa es la definición de libertad”.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.