TELEVISION › PRóFUGOS, UNA SERIE PRODUCIDA EN CHILE POR HBO
En la desesperada huida de un grupo de narcotraficantes por territorio chileno se filtran ecos que remiten a la dictadura de Pinochet. Prófugos funciona como una suerte de “road movie” hecha para televisión, con fuertes dosis de acción y suspenso.
› Por Emanuel Respighi
Prófugos es el título de la serie de acción y suspenso que HBO produjo por primera vez en tierras chilenas, y que actualmente emite los domingos a las 22 (en HBO HD se emite los sábados a las 23). De impecable producción, bella fotografía y potente historia en términos narrativos, Prófugos es una de esas opciones televisivas que atrapan a quienes buscan tramas adrenalínicas bien filmadas. Lo que se dice, una serie de calidad cinematográfica que entretiene. Sin embargo, su sentido no se limita a los límites de la pantalla. Bastó ver el episodio de ayer para comprender que su trama no evade un pasado que aún hoy cala hondo en tierra trasandina: la dictadura militar comandada por Augusto Pinochet. Una época que la sociedad chilena aún no supo/no quiso/no pudo revisitar abierta y honestamente, pero que la serie se animó a retratar con sumo cuidado. Como si ese oscuro período que aún divide aguas en la sociedad chilena hubiera necesitado tener el aval de una cadena de TV extranjera para su abordaje ficcional.
Road movie televisiva, Prófugos cuenta la desesperada huida de un grupo de narcotraficantes por territorio chileno. Está filmada casi íntegramente en escenarios naturales. Una red de ambiciones, intereses y corrupción policial y política le da marco a Prófugos, que acompaña la historia de Vicente Ferragut (Néstor Cantillana), Tegui González (Benjamín Vicuña), Oscar Salamanca (Francisco Reyes) y Mario Moreno (Luis Gnecco), cuatro personas que son contratadas para transportar un cargamento de cocaína líquida por tierra, desde Bolivia hasta el puerto chileno de Valparaíso. La desconfianza y el recelo entre los mercenarios se profundiza cuando la entrega sale mal y los cuatro prófugos comienzan una huida para salvar sus vidas sin saber exactamente quién los persigue, y con la sospecha que sobrevuela a cada integrante sobre quién es quién.
En medio de esa historia de persecución, complots y traiciones que involucran al gobierno y a las fuerzas de seguridad, Prófugos presenta una suerte de subtrama en la que los guionistas filtraron la dictadura pinochetista con delicadeza pero con firmeza. Es que Salamanca y Moreno, dos de los prófugos, esconden un pasado en el que se reflejan las dos caras de la década del ’70 en Chile: el primero es un ex guerrillero que escapó de la represión militar, mientras que el segundo es un antiguo torturador al servicio del pinochetismo. En el capítulo de ayer, ese pasado encubierto se manifestó ferozmente, en un enfrentamiento sangriento y cargado de política en el que Moreno terminó asesinando a Salamanca. “Sin perdón ni olvido”, fueron las últimas palabras que Salamanca le dijo a Moreno, como un mensaje que desde la trama de Prófugos pareció buscar extenderse hacia toda la sociedad chilena.
“Pese a que el público chileno está ávido de entender quiénes somos, no le fue fácil a la televisión abordar la problemática de la dictadura, básicamente porque aquí no pasó como en Argentina donde se condenó a los dictadores rápidamente”, analiza desde Chile Fernando Reyes, Salamanca en la ficción, en diálogo con Página/12. “En mi país se trata siempre de comprender y tratar de llegar a acuerdos. Los chilenos somos muy introvertidos y sabemos poco del menudeo de nuestra historia. En teatro y cine hubo obras que recrearon otros momentos, pero aquellos relacionados a la dictadura, aún son cuentas pendientes. Hay gente que no quiere recordarlos y son incapaces de aceptar el rol asesino de los militares. Aún hay muchos que apoyan a los militares. Les cuesta aceptar que fueron parte de un genocidio”, confiesa el actor.
Por su parte, Luis Gnecco –que hasta hace poco protagonizó en Argentina la obra Las heridas del viento– tiene en Prófugos la pesada mochila de interpretar a uno de los tantos cómplices y agentes que fueron funcionales al régimen genocida y que hoy forman parte de los sectores de la sociedad chilena que toman decisiones. “En la sociedad chilena hay todavía un núcleo duro al que no le conviene que se vuelva sobre aquellos años. Pero tampoco hay demasiado interés en hablar de ese período de parte de los productores o programadores”, reconoce Gnecco. “En Chile –agrega el actor– casi no ha habido películas sobre el golpe del ’73, no se ha hecho ficción sobre aquellos años. Eso es parte del carácter chileno. Al día de hoy hay muchos que piensan que Pinochet es un asesino y otros que es un salvador. Hay temáticas, como la dictadura, que a nivel social no están cerradas. Y yo creo que la ficción tiene una misión social importante, pero lamentablemente ha habido muy poco trabajo al respecto. Apenas algo en cine y casi nada en TV.”
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