Jue 23.08.2012
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TELEVISION › EL DEBUT DE SOS MI HOMBRE, LA NUEVA FICCIóN DE POL-KA

Ante la duda, el tono clásico

Después de los traspiés sufridos en lo que va del año, la productora asociada a El Trece estrenó un producto que apunta a las marcas de fábrica que la hicieron popular, con un elenco lleno de ganchos y un argumento clásico cercano al drama romántico.

› Por Emanuel Respighi

Un regreso a las fuentes. Esa fue la política que Pol-Ka y El Trece decidieron poner en práctica en Sos mi hombre, la novela que el martes vio la luz y que se emite diariamente a las 21.30. En un año en el que la productora de ficción más prolífica de la industria televisiva argentina sufrió tres traspiés de manera consecutiva (con Lobo, la segunda temporada de Los únicos y Condicionados), Adrián Suar parece aferrarse a lo viejo conocido para intentar reflotar una temporada en la que la atención de los televidentes en materia de ficción está puesta en Graduados, Dulce amor, La dueña y –mientras estuvo al aire– El hombre de tu vida, todos programas de Telefe. Para ello, la nueva tira tiene inocultables reminiscencias a antiguos éxitos de Pol-Ka (desde Campeones de la vida hasta Valientes), en una trama en el que retoma protagonismo el barrio como lugar de pertenencia y que en su primer capítulo mostró estar más cercana al drama romántico que a la comedia.

El estreno de una tira diaria en pleno agosto no es una nueva estrategia de programación que se sucederá en el tiempo. Nada de eso. El debut de Sos mi hombre a mitad de año responde a la urgencia de El Trece de intentar torcer el rumbo del rating, que durante todo 2012 benefició a Telefe, consagrado como el canal más visto del año. La necesidad, ante el levantamiento de las fallidas Lobo y Los únicos, produjo que la historia escrita por Leandro Calderone adelantara los tiempos y saliera al aire antes de lo estipulado. Y no hay mal que por bien no venga, teniendo en cuenta que aún con los estereotipos y lugares comunes propios de una historia pensada para “toda la familia”, Sos mi hombre se presenta como una nueva opción televisiva. Ni innovadora ni revolucionaria, está claro, pero por lo menos mostrando el sello de calidad de la productora, que en el debut se percibió en la lograda recreación de un incendio.

La vuelta a lo básico de Pol-Ka salta a la vista desde el mismo nudo dramático de Sos mi hombre, cuyo hilo gira en torno de una historia de amor entre personas surgidas de mundos, culturas y niveles socioeconómicos opuestos. Con una gran variedad de personajes secundarios que asumirán un mayor o menor protagonismo en función de las necesidades de audiencia, la historia de Sos mi hombre avanza fundamentalmente alrededor de Ringo (Luciano Castro), un boxeador retirado y bombero voluntario, y de Camila (Celeste Cid), una pediatra de clase alta, bella e idealista. En medio de la dificultosa situación que vive Ringo, sin trabajo estable y con la posibilidad cierta de perder la tutoría de su hijo, y de la necesidad de Camila de ayudar a la comunidad en el hospital público y en un comedor comunitario, las “almas gemelas” cruzan sus destinos en una historia de amor que la trama dejó en claro que era a primera vista. Esa primera mirada de los enamorados se produjo con la lógica propia del culebrón: en medio del incendio del comedor, Ringo rescata entre las llamas a una Camila desvanecida. Una escena vista una y mil veces, pero que tuvo el timing justo, sin abusar del tono épico.

Pero ésa no es la única receta del culebrón que Sos mi hombre puso al aire como carta de presentación. La aún esbozada relación amorosa entre los protagonistas tiene, obviamente, sus inconvenientes para poder materializarse. En principio, el mayor obstáculo entre ellos pareciera provenir de Brenda (Gimena Accardi), la bipolar hermana mayor de Camila, que también se enamorará perdidamente de Ringo. A su vez, Diego (Ludovico Di Santo), novio de Camila y mano derecha de su padre (Raúl Rizzo), tampoco dejará que la mujer con la que está a punto de casarse lo abandone con facilidad. En tanto que Ringo deberá lidiar, también, con Gloria (Eugenia Tobal), su ex esposa, madre de su hijo y actual mujer del Turco Nasif (Joaquín Furriel), su principal enemigo en la vida y en el ring.

El retorno al tono costumbrista más tradicional de Pol-Ka se percibe con firmeza cuando la trama transcurre en el cuartel de bomberos o en el club de boxeo del Delta. Allí, la historia da señales de poder sostener en el tiempo la historia de amor, con un galería de personajes para todos los gustos. En el cuartel de bomberos se destaca Manuel Ochoa, el jefe solidario, honesto y pícaro, en una composición con matices de Lito Cruz. En el club de boxeo, Gabriel Goity también compone a un entrenador de boxeo, el Oso, que parece haberle quedado a medida. La relación que Oso entabla con Rosa Montes (Jimena Barón), una boxeadora amateur con sueños de campeona, tiene tanta semejanza a Million Dollar Baby como atractivo dramático.

Sin mayores pretensiones que la de entretener apelando a una fórmula que le dio satisfacciones a la productora, Sos mi hombre intenta abrirse paso a mitad de temporada y compitiendo con una Graduados instaladísima, a fuerza de una historia en la que se subraya –a trazo grueso– lo popular y lo barrial como elementos de identificación. Bomberos y boxeadores de por medio, entrecruzamiento de amores y clases sociales, galanes y actores reconocidos, son los ingredientes de una historia que condensa todas sus virtudes en su inocultable recuerdo de viejos productos Pol-Ka. Y también todos sus riesgos.

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