TELEVISION › ENTREVISTA A BRUNO HELLER, CREADOR DE THE MENTALIST
En la nueva temporada de este policial, su sistema de rompecabezas empieza a mostrar algunas de las fichas más importantes. La serie sigue la línea de ficciones con héroes traumatizados y seductores, cuya genialidad es su karma.
› Por Federico Lisica
Si The Mentalist (domingos a las 13 por Warner Channel) fuese un juego, sería uno de esos enormes rompecabezas basados en un cuadro famoso: se reconoce la imagen, se sabe que están las piezas y es cuestión de armarlo. Algo muy honesto de este thriller (en la Argentina acaba de comenzar su quinta temporada) es que no teme mostrar sus influencias. Su personaje principal, Patrick Jane, tiene la prestancia de El Santo (casualidad o no, el actor que lo encarna se llama Simon Baker), junto al razonamiento de un Dr. House o la estrella de Lie to me. Aunque Jane tenga un mejor guardarropa que el médico cojo y frases más ingeniosas (y dentadura más brillante) que el tipo al que no le podían mentir. Más que un mentalista, es un carismático truhán con gran capacidad de observación. Jane es un ex psíquico televisivo que trabaja como consejero para un bureau de Inteligencia en la resolución de casos criminales.
La puesta en escena de The Mentalist no abona en el hiperrealismo sino que cautiva como el Citroën de colección del protagonista o las infusiones de belladona que bebe para mejorar su sinapsis. Lo que podría ser un compendio de one liners en medio de asesinatos y robos casi perfectos, se vuelve más intenso por el trasfondo con el que lidia Jane: la muerte de su esposa e hija a manos de un asesino serial llamado Red John. La moral del investigador es más bien dudosa, y su encanto puede volverse un colapso nervioso con tal de encontrar al villano, que como firma deja un smiley sangriento. De hecho, según las teorías más delirantes lucubradas por algunos fans, el Keyser Soze de esta historia sería nada menos que el mismo Jane. “Eso no es verdad, nunca se nos ha ocurrido algo así, aunque como juego ficcional suene atractivo”, señaló Bruno Heller, el creador y guionista de la ficción, en una teleconferencia de la que participó Página/12.
The Mentalist, por otra parte, parece haber aprendido una –gran– lección que dejó Lost: no se puede jugar con varios rompecabezas a la vez, esconder las piezas o dejar espacios sin completar. Al ver esta serie original de CBS, las fichas encajan mientras los posibles némesis de Jane van siendo descartados. “La gente se siente atraída por antihéroes como Jane, porque juega con los límites que en la realidad no nos atreveríamos a cruzar”, opina Heller.
–¿Cómo hace para mantener la intriga y la sorpresa, teniendo en cuenta que se basa en personajes de mente compleja?
–La complejidad la dan los actores que los interpretan. Es fácil en un punto, ya que intento no absorberlos. Así que se trata más bien de una colaboración entre guionistas y actores. Una vez que la serie se ha mantenido al aire, se vuelve algo casi familiar. Simon (Baker) se ha apropiado del personaje, el resto del elenco también, no hay nada deshonesto entre ellos y cómo les han dado vida a sus criaturas.
–La lista de sospechosos sobre Red John se va acortando cada vez más, ¿por qué a esta altura de la serie?
–Porque una de las promesas del show es descubrir quién es Red John. Creo que la última etapa de la cacería ha comenzado.
–¿Atrapar a Red John significaría el fin de la serie?
–No lo creo, porque hay que ver a Patrick Jane hacia adelante, quedan muchas preguntas por responder. Sería más bien el final de un capítulo. Van a aparecer nuevos villanos, pero primero tiene que resolver éste.
–Hoy es muy común que de una película se haga una serie (y viceversa). ¿The Mentalist tiene la sustancia para tener una versión fílmica?
–En un punto no tiene formato de película, sobre todo en lo relativo a la intriga. Son buenas historias de TV. Habiendo dicho esto, creo que por Simon (Baker) podría llegar a hacerse en el cine, debería pasar al final y mezclando las distintas historias.
–Usted creó The Mentalist luego de hacer Roma. ¿Tuvo la necesidad de crear un show tan diferente, tras ese drama histórico?
–Depende del formato que utilices; uno fue concebido para la TV por suscripción, el otro no. Pero sí, quería moverme hacia un terreno distinto. Después de trabajar con carruajes, sandalias y espadas por un buen tiempo, la transición se hizo más fácil.
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