TELEVISION › EL CICLO CORTOS ISAT VIENE RECARGADO EN JULIO
El documental, que se construye ante los ojos del espectador, toma como tema el de las placas conmemorativas que el colectivo Barrios X Memoria y Justicia instala en las calles de Buenos Aires como recordatorio de que allí pasaron cosas que no conviene olvidar.
Desde hace tiempo, el canal I.Sat domina la exhibición de cortometrajes en televisión, con una programación de alta calidad y total diversidad, que se despliega mensualmente todos los viernes a la medianoche. En julio la apuesta viene recargada, con dos viernes de programación “regular” y dos ocupados por especiales, que se emitirán los días 19 y 26. El 19 será el día de los recientes cortos argentinos, mientras que el 26 se emitirá media docena de cortos protagonizados por perdedores de todos los colores, con un título general (I’m a Loser, Baby!) que parece puesto por Beck. De ahí en más –y siempre que duren menos de media hora–, todo está permitido: animación o actores, uso de la plastilina más rústica o la computadora más sofisticada, comedias disparatadas o documentales, sexo desenfrenado y diarios filmados. Lo único prohibido, parecería, es lo previsible.
De los dos primeros viernes se destacan netamente dos entregas de la serie Cuentos de la mera existencia, de Lev Yilmaz. A pesar de que su nombre pueda hacer pensar otra cosa, Yilmaz, nacido en 1973, es estadounidense. Sucede que su padre era de origen turco. El señor Huseyin Yilmaz, recientemente fallecido, fue un físico lo suficientemente renombrado como para haber postulado una teoría que lleva su nombre. La Teoría de la Gravitación de Yilmaz es una variación de la Teoría de la Relatividad, que ha recibido más de una crítica, por trabajar sobre presupuestos puramente especulativos. Especulativo es también, curiosamente, el arte de su hijo Lev, cuyos Cuentos de la mera existencia representan hasta el momento la obra mayor y más continuada. Se trata de cortos sumamente breves, de diseño deliberadamente elemental, en los que Yilmaz reflexiona, en off, sobre cuestiones universales, a partir de experiencias personales.
En los cuentos de Yilmaz aparecen él mismo, los miembros de su familia, sus amigos y novias, todos ellos dibujados como los “monos” típicos de un niño que toma el lápiz por primera vez. Se trata de minirreflexiones irónicas (autoirónicas, las más de las veces), narradas con el tono de quien piensa en voz alta. La universalidad de sus temas queda fehacientemente demostrada en los propios títulos de los Cuentos que I.Sat va a emitir este mes: Cómo me “avivé” sexualmente (2009, traducción libre del cronista; se verá hoy) y, lisa y llanamente, Dios (2010, viernes 13).
El otro campeón estadounidense de la animación contemporánea que forma parte del ciclo (como prácticamente todos los meses) es el enorme Bill Plympton, que pasó unos años atrás por el Festival de Mar del Plata luciendo su vitalidad y sus camisas hawaianas y de quien hoy se verá la genial Your Face (1987, nominada al Oscar). El de Plympton es un arte del desafuero, la imaginación visual sin barreras, la corrosión distorsiva, y Your Face es buena muestra de ello. A medida que canta la melosa canción del título, el rostro de un muy compuesto crooner de bigotitos se descompone. Se descompone, se contorsiona, muta, se fractura, se subdivide y ocho millones de cosas más.... en los tres minutos que dura una canción.
Parecida contracción temporal practica la española Manuela Moreno en Camas (2010), donde narra cuatro historias de sexo en sólo diez minutos. Teniendo en cuenta que se trata de un film actuado, Camas es algo así como el 10 por ciento de un largometraje. Una “gozada” es, como dirían los españoles, la francesa La mystérieuse disparition de Robert Ebb (2012), minicomedia de monstruos en la que un tipo se mete, per codere, adentro de un disfraz de extraterrestre y termina perseguido por todo un pueblito. Una curiosidad es Lil’a (2008), por tratarse de un documental y por su protagonista, un chico de origen latino radicado en la ex Alemania del Oeste, gran bailarín de hip hop y otras variantes de street dance. Todos los cortos nombrados de Your Face en adelante se emiten hoy.
De los del viernes 13 merecen destacarse, aparte del de Yimaz, Flamingo Pride (2011), genial trasposición de la Marcha del Orgullo Gay a un mundo de flamencos y otros pajarracos (incluyendo flamencos-osos) y la británica Soft (2007), donde un hijo enseña a su padre a defenderse de la pandilla de la esquina. El “día argentino” (viernes 19) arranca a toda orquesta con una joya de quien tal vez sea el máximo animador local. Se trata de Juan Pablo Zaramella, que se cansó de ganar premios en todas partes con cortos como Viaje a Marte, El guante (ambas del 2005) y Lapsus (2007). Siguió haciéndolo con Luminaris, su corto más reciente (2011), que es el que se emitirá en esta ocasión. El de Zaramella es también un arte de total libertad imaginativa, que, a diferencia del anárquico Plympton, va de la mano con una marcada voluntad narrativa. La ucrónica Luminaris presenta una notable, esmerada dirección de arte, buena cantidad de lentes deformantes, la presencia de María Alché (la chica de La niña santa) y un mundo en el que sí es cuestión de soplar y hacer botellas. O lamparitas, mejor dicho. Combinando lo chapliniano con Brazil, un naïf como de Tati y porteñismo de los años ’30, Luminaris es otra “gozada”.
De aquí en más todo queda en manos de Martín Piroyansky. Uno de los actores más solicitados del cine argentino de última generación (Cara de queso, XXY, Excursiones, La araña vampiro), “Piro” –así le dicen– aparece como actor en dos cortos y como director en otros dos (ya dirigió un largo, Abril en Nueva York, presentado en la última edición del Festival de Mar del Plata). Tanto en Un juego absurdo (Gastón Rotschild, 2009) como en No me ama (dirigida por él mismo en 2010), Piroyansky encarna sendas variantes juveniles de “El hombre que pensaba demasiado”, memorable personaje de Landrú en la revista Tía Vicente. La primera es en un “asalto” muy de los primeros ’60, donde se la pasa pensando (en off) que la chica que le gusta lo va a rechazar. En la segunda, el alleniano protagonista descubre que su novia (María Canale, protagonista de Abrir puertas y ventanas) nunca le dijo “Te amo”. Es el inicio de una desternillante cabalgata de tortura interior, dirigida con gran dominio del ritmo y los recursos cómicos. Algo que Abril en Nueva York no hará más que confirmar. La paranoia del protagonista reaparece en clave dark en Semana santa (2011), segundo corto de este cineasta de apenas 27 años, donde la combinación de naturalismo televisivo y thriller escabroso cuaja a medias.
Tanto Un juego absurdo como No me ama podrían perfectamente haber sido parte del miniciclo I’m a Loser, Baby! De la programación del viernes 26 de julio se destacan All Consuming Love (2011), con su hombrecito que vive dentro de un gato (¡!), el característico drama social a la inglesa de True Colours (2007), con su padre cariñoso pero abusivo, y la francesa Mon canard (2010), donde un loser total (el conocido Lionel Abelansky) encuentra en un pato lo que el mundo le retacea.
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