El personaje principal de Dexter (lunes a las 23.00 por FX) fue un homicida en serie con la justificación de que lo hacía por el bien de la sociedad (su padrastro le había inculcado esos valores); luego formó su propia familia e incluso soñó con radicarse en Argentina. Capítulo tras capítulo, iba dejando un reguero de sangre que él mismo analizaba por su trabajo como forense especializado en salpicaduras y plasma. El propio actor que lo encarna, Michael C. Hall, ha tenido su buen viaje en estos años junto al personaje. Rol que le valió un Globo de Oro; se ha casado y divorciado de la actriz Jennifer Carpenter, que interpreta a su hermanastra; también ha enfermado y curado de un cáncer linfático.

La octava temporada cerrará este thriller psicológico creado por James Manos, como siempre, con buenas dosis de humor negro e incorrección política. “El tipo es como Houdini, pero quisieras que pudiera liberarse de esa compulsión y es por eso que uno le toma simpatía”, señaló Hall. Recientemente su hermana había descubierto el secreto de Dexter y de paso asesinado a la detective que se había dado cuenta de lo mismo. “Tal vez Dexter pueda seguir con su patrón, pero la persona que siempre lo había defendido ahora se le empieza a poner en contra. Definitivamente es el comienzo de la espiral final”, adelantó Hall sobre los últimos doce episodios. Así que este particular antihéroe se sentirá acorralado. Después de casi ciento treinta asesinatos y seiscientos cincuenta litros de sangre derramada, algún rastro tenía que dejar.