Lunes, 26 de agosto de 2013 | Hoy
TELEVISION › SERIES LAS COMEDIAS PONEN EL OJO EN LOS NúCLEOS FAMILIARES
Modern Family, Suburgatory y The Middle presentan versiones más o menos disruptivas de los núcleos íntimos norteamericanos. Suburbios no tan idílicos y mixturas culturales en los que lo primero sigue siendo la familia.
Por Federico Lisica
“Lucy, llegué a casa” era la muletilla del cubano Desi Arnaz en el papel de Ricky Ricardo, en la inoxidable I Love Lucy. No hace mucho, Sofía Vergara, una de las protagonistas de Modern Family (miércoles a las 22.30, Fox), escribió en Twitter esa misma frase y publicó una foto en la que aparecía caracterizada de Lucille Ball. La broma es por las conexiones evidentes entre las dos series con más de cinco décadas de diferencia. Ambas utilizan situaciones familiares problemáticas y cotidianas, con conflictos de feudos conservadores bien norteamericanos y confusiones culturales de por medio para hacer reír. Y más importante: las actuaciones son exactas, los remates de guión ingeniosos, y el uso de slapstick comedy oportuno, no satura. ¿Entonces nada ha cambiado en las sitcom familiares? Ni por asomo. Lo que era ingenuidad en el mundo de los ’50 (las mayores osadías de Lucy tenían que ver con que la ama de casa buscaba independencia laboral), en Modern Family es directamente despelote.
Hay un patriarca (el genial Ed O’Neill) casado en segundas nupcias con Gloria, una bombshell latina mucho más joven que él. Los años han pasado para el actor, recordado por su papel en Married with Children, que es ideal para hacer de un tipo hastiado. En este caso, además de su matrimonio lleva adelante la relación con los hijos adultos que tuvo con su primera esposa. Claire (Julie Bowen) a duras penas aguanta tener una madrastra más joven e hipersexual, incluso su propio marido (Ty Burrell) no puede dejar de hacer comentarios procaces cada vez que la ve. Otro gran acierto de la serie es que el rol más formal lo tienen el otro hijo de Jay, Mitch (Jesse Tyler Ferguson) junto a Cameron (Eric Stonestreet). La pareja gay ensamblada y decorosa que viene de adoptar a una niña china y como no les dan el permiso para darle un hermanito, deciden comprarle un gato. Otro atractivo: no abusa de chistes urbanos, generacionales o referidos a la cultura pop (que los hay). Modern Family más bien indaga estoicamente sobre su título. Esto es: ¿qué cazzo es una familia moderna?
En la actualidad, otras dos series de Warner Channel, The Middle (jueves a las 19.30) y Suburgatory (viernes a las 19), también discurren la imposibilidad del clan perfecto. La primera es la más clásica en todo sentido: los Heck usan el humor para criar y hacer frente a los problemas de sus hijos adolescentes (la neurótica, el atleta preocupado por su popularidad y el pequeño genio). La segunda tiene como narradora a Tessa Altman, hija única de un padre soltero que decide mudarse de Manhattan a un suburbio... porque la nena escondía una caja de preservativos. Ese planteo inicial algo inverosímil que sirve de trampolín a las dificultades de adaptación de una adolescente muy neoyorquina frente a ese purgatorio de casitas con porche y cirugías estéticas por doquier.
El candor de The Brady Bunch, el viejo cascarrabias en la setentosa All in the Family, ese yuppy de padres hippies en Lazos familiares, la coladora de Los Simpson, la mirada del hijo del medio en Malcolm. Década a década, los disloques familiares han sido material explosivo para la comedia televisiva, y Modern Family (creada por los guionistas de Frasier y Just Shoot me) camina como un entrenado equilibrista. Todos los actores tienen su parte y la mordacidad no llega a ser saña en esa “grande (heterosexual, gay, tradicional) y feliz familia”, según reza su slogan. Se acaba de confirmar una quinta temporada (aquí recién se estrenó la cuarta) que se suma al éxito de público, crítica y premios, entre Emmy, Globos de Oro y el resto de los galardones de la industria.
En cuanto a la puesta en escena, la serie recurre al formato de falso documental que tanto resultado le dio a The Office, por lo que a las acciones, en donde puede haber un diálogo chispeante y un gag visual en segundo plano, le siguen pequeñas entrevistas que dan una vuelta de tuerca más a lo que se acaba de ver. ¿Cuál es el gran tema de esta temporada? El embarazo de Gloria, que convertirá a Jay en padre con más de 60 años. Será su tercera, o cuarta vez, si se tiene en cuenta que la colombiana trajo consigo a su hijo preadolescente.
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