Martes, 1 de octubre de 2013 | Hoy
TELEVISION › FABRICE GOBERT Y LOS CADáVERES AMBULANTES DE LES REVENANTS
Lejos del prototipo hollywoodense de los devoradores de cerebros, los “regresados” de esta miniserie francesa quieren recuperar sus familias y expresan sus miedos. “¿Cómo no vas a temer volverte un zombie cuando sos un muerto vivo?”, plantea el creador.
Por Javier Aguirre
Faltan menos de dos semanas para el inicio de la cuarta temporada de The Walking Dead y la abstinencia para quienes se devoran a los devoradores de cerebros ya duele, hiede y pica como carne en putrefacción. Sin embargo, la paleta de historias sobre cadáveres que salen de sus tumbas para estirar un poco las piernas y, de paso, sembrar el terror entre los vivos tiene un oscuro y extraño tentempié ideal para engañar el estómago: la miniserie francesa Les revenants. Disponible aquí y allá en las góndolas de descarga de Internet, esta historia basada en una película, también francesa, de 2004, propone otra sobrevida posible para quienes, después de muertos, insisten en regresar con los vivos con el fin de saciar su hambre de ultratumba. Sólo que estos zombies galos no vienen por los sesos, sino que les entran como bestias a los ravioles, los vegetales, los panificados o la carne (no humana); lo que no evita que generen miedo y muchas preguntas entre aquellos que los ven llegar desde el cementerio. Mientras prepara dos nuevas temporadas, Página/12 dialogó con Fabrice Gobert, el director de la serie, sobre el desafío –europeo, poético, casi artie– de plantear un modelo alternativo de muerto vivo, una visión distinta y alternativa para un formato de personajes sobre el cual Hollywood lleva décadas dejando una marca tan profunda como el hueco de un cráneo recién vaciado.
–Es exactamente eso. Un pueblo rodeado por montañas, perdido en un valle y amenazado por una inmensa represa; así como los personajes de la serie, que se sienten en peligro, oprimidos y solos. Creo que la palabra es “desolado”. Vale tanto para el pueblo como para sus habitantes. En algunas de las series que más me gustan, desde Deadwood hasta Amas de casa desesperadas, hay este tipo de unidad en las locaciones; justo como en las tragedias griegas.
–Nadie entiende lo que está pasando. Los vivos y los muertos necesitan respuestas, al igual que los espectadores las quieren. ¿Por qué vuelven, por qué ellos, por qué ahora, será sólo por un tiempo? Y tienen que tratar con la increíble situación, ese milagro maravilloso que a la vez es una pesadilla aterrorizante. Los muertos volvieron y quieren recuperar su lugar en sus familias, en su pueblo. La pregunta central es si podrán.
–Quería usar toda la mitología, las leyendas, las historias y mitos existentes sobre muertos... Incluyendo la Biblia, por supuesto. Nuestros regresados son vistos de muchas formas: a veces como ángeles, o como criaturas peligrosas, como fantasmas, como visiones, como zombies... Depende de quién es el que los mira.
–De hecho, me parecía interesante que los espectadores de TV pudieran vivir la situación desde ambos lados: del de los vivos y del de los muertos. A veces podemos tenerles miedo a los regresados y, a veces, temer por lo que pueda pasarles a ellos. También apunto a que la gente viva, debido a que ha perdido a sus seres queridos y lleva el luto por años, luce más muerta que los regresados, que en comparación resultan llenos de vida, con ganas de amar, con más hambre, con salud... Inclusive, en el comienzo de la historia, los muertos no saben que lo están.
–Mi punto era que los personajes de la serie, tanto vivos como muertos, han visto películas de zombies y conocen el tema. Así que no podían actuar como si no supieran que los muertos vivos suelen ser usualmente vistos como peligrosos y atemorizantes. Así que pueden hacer chistes sobre el tema. Pero conocer esas películas, a la vez, resulta alarmante tanto para vivos como para muertos. Tienen miedo de que algo de eso pase. Tienen miedo del peligro potencial que hay para ellos y para sus familias. ¿Cómo no vas a temer volverte un zombie cuando sos un muerto vivo?
–Nosotros no pretendemos ser tan buenos como los hits de Hollywood sobre zombies. Me siento más cómodo con una manera más intimista de ver los muertos vivos, sin efectos especiales, exactamente como hizo Tomas Alfredson con los vampiros en Morse, que proponía que los vampiros no viven en Transilvania, sino en un pueblito de Dinamarca. Algo así quise decir, que los muertos vivos no están en Estados Unidos, sino en un pueblito de montaña en Francia.
–No quería que la música fueran incidentales compuestos por especialistas en películas de terror. Quería una banda. Me encantaba lo que los Mogwai habían hecho para el documental Zidane, de 2006, y me encanta Mogwai en general, por la fuerza, la gravedad y la melancolía que sale de su música. Fue maravilloso: los contacté, apenas les mandé los primeros dos guiones y ya dijeron que sí. Compusieron los temas principales en un par de semanas, como para que pudiéramos escuchar la música durante el rodaje mismo de la serie. Tuve mucha suerte.
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