Martes, 12 de noviembre de 2013 | Hoy
TELEVISION › ANDY KUSNETZOFF Y LA EDICIóN LATINA DE EXTREME MAKEOVER
El programa que se verá hoy en Telefe y el sábado en Infinito propone una variante radical respecto de la versión angloparlante: aquí no se arreglarán casas porque sí, sino que se buscará solucionar carencias esenciales de vivienda a familias en problemas.
Por Emanuel Respighi
Andrés Kusnetzoff sigue siendo “Andy”, pero ya no es el mismo. A primera vista, sus jeans achupinados, sus All Stars y su remera urbana transmiten la sensación de que sigue siendo aquel joven que con audacia y transgresión en los noventa sentó las bases de los cronistas que iban a inundar la TV tiempo después. Como notero estrella de Caiga Quien Caiga, se lució robando besos a celebrities, burlando los aparatos de seguridad presidenciales y hasta siendo capaz de preguntarle a Fidel Castro cuándo iba a hacer la próxima revolución. Sin embargo, hace tiempo que Kusnetzoff abandonó la mera tarea de entretener para transitar por un camino a través del cual el conductor se fusionara con el ser humano. Las “Misiones solidarias” que organiza anualmente en Perros de la calle (lunes a viernes de 10 a 13, por FM Metro), así como también las secciones del ciclo que lleva doce años al aire, parecen ser las más genuinas expresiones de un proceso en el que el ego le cedió lugar al humano. Por eso no llamó la atención que Kusnetzoff haya sido elegido para conducir Extreme makeover home edition LatinAmerica, que hoy a las 23.15 estrena Telefe y que los sábados a las 19 se emitirá por Infinito para toda la región.
Del glam a la contención social. Del puro show a la intervención solidaria. Esa es la transformación que sufre el formato estadounidense Extreme makeover en la adaptación producida por Turner. Si en el reality original a los participantes se les renovaba su casa por una simple cuestión estética, y allí residía toda su atracción, en la versión latinoamericana el hilo narrativo tiene un claro foco social: construirles una casa a familias que sufren algún tipo de dificultad y que, además, hayan desarrollado algún tipo de actividad solidaria para su comunidad. En total, el reality contará con 10 capítulos (8 casos de Argentina y 2 de Chile), donde cada uno contará la historia de una familia a la que se le construirá un nuevo hogar, funcional a sus necesidades. Entre los casos, en el programa se transformarán las condiciones de vida de familias afectadas por las inundaciones de 2013 en La Plata y en Ituzaingó, como de otras que padecen carencias en sus viviendas. En criollo: la TV dando una mano.
“Extreme makeover se ajusta bastante bien a lo que es este momento mío”, pone primera Kusnetzoff en la entrevista con Página/12. “Salvo algunas cosas propias del formato que no me parecen bien –se explaya el conductor–, como el uso de una limusina, el resto se ajusta muy bien a lo que hoy quiero hacer. A mí me gusta contar historias y Extreme... me permite desarrollar esa veta. No es la primera vez que lo hago: me siento más cómodo yendo a buscar historias que estando en un estudio presentando historias que hizo otro y yo dando la cara como un muñeco. El otro aspecto importante es que el programa, además, le deja algo a esa familia que expone su situación de vulnerabilidad. Por lo general, la TV muestra una historia, la expone en cámara bajo el título de ¡Qué tremendo! y después se va y nada cambia. No lo critico. Es una manera de hacer periodismo. Pero en este programa uno tiene la posibilidad de cambiarle las condiciones de vida a la gente. Me encanta que el trabajo pueda servir para algo más que entretener.”
–Usted creció desde la producción pero se hizo masivamente conocido en la calle, como notero en CQC y en distintas temporadas de Argentinos por su nombre. Luego se desarrolló como conductor de radio y TV. Con Extreme makeover vuelve a poner los pies sobre la calle. ¿Es el resultado de una búsqueda suya?
–No específicamente. Yo busco buenos proyectos. No me pongo a pensar si el rol que me toca es dentro de un estudio o fuera de él. Para mí ser conductor no es más que ser cronista. Ni ahí. Suele estar instalada la idea de que el rol de notero es secundario dentro de un programa. Yo no lo creo. Para mí la calle es la materia prima de cualquiera de los que quieran contar historias. Si uno se dedica a hacer un programa de entretenimiento, alcanza con la presencia en el estudio. Pero si querés contar buenas historias hay que salir y buscarlas en la calle. No tengo intenciones de transformarme en un presentador de historias que construyó otro. Por eso creo que nunca voy a ser un presentador de noticiero. A mí me gusta contar historias y verlas personalmente. Me enriquece no sólo en lo que haga al aire, sino fuera del aire. Cuando conocés las problemáticas sociales de primera mano, la mirada sobre la realidad es más genuina. Conocer los temas, así como vivirlos, te da autoridad para hablarlos. Pero si hay una buena propuesta como conductor, que pasa por otro lado, la hago sin problemas.
–Pero está claro que, en su opinión, la mejor manera de ejercer el periodismo “de historias” es ir al lugar en el que se desarrollan. Aun hoy, donde ya alcanzó categoría de conductor.
–He estado en la Villa 1-11-14, estuve en Dock Sud, en la Carlos Gardel, en Fuerte Apache, en Ciudad Oculta... Uno puede hablar de la necesidad y la pobreza, pero compartir un día en esos lugares, hablar con la gente en sus casas, te enriquece mucho como periodista y ser humano. Cubrí campañas políticas, muchas alfombras rojas, pero nada me transformó más que las notas sociales. En cualquiera de esos espacios, nunca busqué el morbo ni generar impacto. Siempre trato de no perder el humor, conectando con la gente, tratando de integrar... me interesa la integración de la comunidad. He organizado partidos de fútbol entre guardiacárceles y presos de máxima seguridad, o recreando con turistas un Inglaterra-Argentina en medio de Fuerte Apache... Siempre traté de entretener pero con alguna búsqueda. Si bien estoy más acostumbrado a hacer un formato de cero, en Extreme makeover me encontré con un programa que me permite conocer gente, charlar y ayudar. Extreme makeover es, para este momento de mi vida, Disney.
–En los últimos años desarrolló esta veta solidaria, sustentada fundamentalmente por sus “Misiones solidarias” que organiza en Metro. ¿Cree que Extreme makeover es un paso más en ese camino?
–Ni hablar. Lo social me interesa mucho. Hace un tiempo me metí en la necesidad de que mi trabajo sirva para algo más que entretener. Extreme makeover me da la posibilidad de ser Papá Noel construyendo casas a la gente. En este momento de mi vida no existe mejor programa para hacer que éste. Sin renegar de lo que hice a lo largo de mi carrera, hace un tiempo me di cuenta de que se puede entretener y ayudar concretamente a los que están del otro lado. Los argentinos somos muy solidarios, pero muchas veces no sabemos cómo ayudar. Como comunicador, comprendí que yo puedo canalizar esa necesidad atomizada. Hoy, me interesa más ayudar que hacer 20 puntos de rating.
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