TELEVISION › HANS ROSENFELDT, NICOLA LARDER Y LA SERIE MARCELLA
El éxito de títulos como Forbrydelsen (y su versión estadounidense The Killing) o Bron/Broen demuestran que hay un público ávido por una nueva ola en la que las mujeres detectives llevan el pulso. Los autores de Marcella tratan de desentrañar las claves.
› Por Javier Aguirre
Si el desaliño militante, la mirada torva y la vida personal hundida parecían virtudes exclusivas de los detectives varones, la oleada de series policiales con roles protagónicos femeninos empieza a lograr que esos estereotipos de investigadores ya resulten unisex. El último ejemplo lo da Marcella, la flamante miniserie de ocho episodios de la señal británica ITV, que prepara su estreno vía Netflix. Su personaje principal es la ex detective Marcella Backland –la atormentada Anna Friel– que regresa al trabajo tras el derrumbe de su matrimonio. Y que desde sus primeros episodios aparece como una mujer herida, impredecible, abandonada y hasta violenta. Pese a ser una producción inglesa, Marcella hereda en forma legítima su tajada del furor por los policiales escandinavos, ya que uno de sus creadores es el autor sueco Hans Rosenfeldt, cuyo historial incluye la exitosa serie limítrofe Bron/Broen (la que transcurre en un puente sueco-danés y que ya tuvo remakes mexicano-estadounidense, The Bridge, y franco-inglesa, The Tunnel). El aporte nórdico a la causa de las mujeres policía ha sido poderoso en la última década: tienen categoría de divas detectivescas tanto la pragmática Saga Norén (la espléndida Sofia Helin) de Bron/Broen como la Sarah Lund de Forbrydelsen (la inquietante Sofie Gråbol) y hasta la Sarah Linden (la turbadora Mireille Enos) de su versión yanqui, The Killing. Y en Marcella, la sintonía con esa tendencia se percibe hasta en la ropa: como sus “primas” de las otras series, célebres en Internet por sus impermeables y por los diseños de sus pulóveres, la detective Backland también tiene su abrigo distintivo: un anorak con cuello peludo, y abajo, riguroso suéter (después de todo, el clima en Gran Bretaña no debe ser mucho más caluroso que en Suecia o Dinamarca). Página/12 entrevistó a los autores de la serie, Hans Rosenfeldt y la británica Nicola Larder.
–Aunque se sepa que se trata de un policial, resulta sorpresiva la decisión de Marcella, en el inicio de la serie, de regresar a la Policía. ¿Se trata de una detective impulsiva, arrebatada?
Hans Rosenfeldt: –Marcella es un personaje que está impulsado en gran medida por sus emociones. Si siente que tiene que hacer algo, va a llegar hasta el final, incluso si no es algo totalmente legal, lo que siempre es interesante cuando se trata de un oficial de policía...
Nicola Larder: –El personaje fue ideado, ante todo, como una persona en completo peligro emocional. Es madre y esposa, se ha dedicado durante 15 años plenamente a su familia, y no leyó ninguna señal ni detectó indicios de que su marido pensaba dejarla. Así que todo en su vida ha cambiado radicalmente en el inicio de la historia. Y por lo tanto, como ha perdido todo, ella es capaz de cualquier cosa. Eso la hace totalmente permeable a sus impulsos. Ella actúa por instinto cuando surge la posibilidad de volver a la Policía... lo hace para sobrevivir y para distraer la atención de la de- sesperación que siente.
–¿O sea que, para Marcella, en comparación con las turbulencias matrimoniales, perseguir a un asesino serial es la “zona de confort”?
H. S.: –Es muy poco probable que hubiera vuelto a trabajar si su marido no la hubiese abandonado. El trabajo, para ella, es una manera de dar cierta estructura a una vida caótica. Y, en pocas palabras, una forma de mantener su cordura.
N. L.: –Creo que en realidad nunca hizo las paces con haber dejado la fuerza policial en medio de una investigación, en 2005. Ella tenía a un sospechoso, pero no había podido probar su culpabilidad. Así que ahora está decidida a probar su presentimiento de que él es culpable. Y pronto se ve afectada por toda la violencia que vio.
–¿Cuáles son las claves de este furor internacional por los policiales nórdicos?
H. S.: –Creo que, por un lado, hay personajes muy interesantes con los que al público le encanta pasar el tiempo. Y también se trata de narraciones de buen nivel, donde por lo general las tramas resultan muy contemporáneas, y de un modo u otro reflejan la sociedad y los tiempos en que vivimos.
N. L.: –Las perspectivas múltiples y el entrelazado de subtramas son partes importantes de la tradición de relatos negros escandinavos. Hans sabe crear rompecabezas para que la audiencia los resuelva, invita a los espectadores a actuar como detectives, a recoger pistas a lo largo de la historia y a ver si pueden adivinar quién lo hizo.
–¿Y por qué esta tendencia de mujeres detective? ¿Existe algo así como una “forma femenina” de perseguir criminales?
H. S.: –No creo. O, al menos, no escribo pensando en esos términos. Mis protagonistas femeninas hacen el mismo tipo de trabajo policial que haría un hombre, más o menos de la misma manera.
N. L.: –Las mujeres fuertes siempre son buenos personajes protagónicos. Y si además se trata de una detective, su trabajo proporciona a los guionistas una buena oportunidad de desafiar las percepciones sobre las mujeres.
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