TELEVISION › UN PERIODISTICO DOCUMENTAL SOBRE CASOS FAMOSOS
El lenguaje de los forenses
El tema está de moda en todo el mundo, pero llega la primera producción local sobre la metodología empleada por médicos forenses para resolver crímenes o investigar accidentes.
Por Emanuel Respighi
La literatura universal instaló a través de las novelas policiales la figura del detective que, por medio de su ingenio, discernimiento, talento y deducción y/o intuición, es capaz de resolver cualquier caso criminal (pero casi nunca sus problemas cotidianos). Desde el ermitaño Sherlock Holmes hasta la rudeza de Philip Marlowe, pasando por Hércules Poirot, Maigret o el local Etchenique, los casos policiales parecieran siempre resolverse gracias a la astucia de entrañables detectives. Nada más alejado del mundo real, en el que se necesita de mucho más que la pericia intelectual de un hombre para descifrar todo tipo de crímenes: hay un equipo forense detrás de cada caso. En busca de mostrar ese lado esquivo por la literatura, esta noche se estrena Forenses, cuerpos que hablan (Canal 9, a las 23), un periodístico documental que cuenta el camino que cotidianamente realizan los médicos forenses y los investigadores de la policía científica ante cada hecho de violencia.
La idea de hacer un ciclo documental acerca del trabajo forense no es nueva: de un tiempo a esta parte, a partir del éxito de las series de ficción CSI y Cold Case, surgieron en la TV por cable numerosos programas que se detienen a indagar en el trabajo de investigación que sucede a un crimen o accidente, siendo Crónicas forenses: rompecabezas (The History Channel), Las primeras 48 horas (A&E Mundo) o Interpol investiga (National Geographic) algunos de sus representantes más significativos. Producido por Ideas del Sur, Forenses... no hace otra cosa que contar la manera en que fueron resueltos casos en los que la medicina forense cumplió un papel central, valiéndose de material audiovisual, fotográfico y documental importante. Página/12 dialogó con Osvaldo Raffo, médico legista, y Raúl Torre, doctor en criminalística, ambos especialistas coordinadores de Forenses..., acerca de la manera en que la TV suele retratar la práctica forense.
–¿Por qué aceptaron hacer un ciclo televisivo sobre la medicina forense? ¿No temieron que el traslado televisivo de la práctica se vuelque hacia el morbo?
Raúl Torre: –En Forenses...lo que hacemos es en todo caso mostrar una autopsia como si fuera hecha a una momia. El morbo aparece cuando se hace una exhibición obscena o excesiva de los cadáveres. No va a haber amarillismo. Se hace foco en mostrar los pasos que los forenses hacemos para intentar resolver un crimen o un accidente.
Osvaldo Raffo: –Para que haya morbo tiene que haber intencionalidad o negligencia. Nada de eso sucede. No mostramos cosas truculentas: el cadáver y las lesiones se ven, pero a cierta distancia y en el momento justo.
–¿Por qué creen que surgieron tantos ciclos de este tipo? ¿Consideran que hoy la muerte es más seductora para los medios que el amor?
R. T.: –Los ciclos de forenses están surgiendo en todo el mundo. Hay que ser honestos: la investigación criminal y la muerte seducen desde siempre. No es casualidad que la novela policial sea uno de los géneros más leídos. El programa va a mostrar cómo se trabaja en Argentina. Lo ideal hubiera sido que la propia medicina forense hiciera la difusión del trabajo y no la TV, cuyos intereses distorsionan nuestra tarea.
O. R.: –Por otro lado, el ciclo no privilegió ninguna de las partes: hay respeto por la víctima y el victimario. Al tratarse de casos con sentencia, partimos de la verdad a la que ha llegado la Justicia. Incluso, tocamos casos como el de Ezequiel Demonty o el del chico Bordón, donde policías fueron condenados por exceso y abuso de autoridad.
–¿Cuáles son los mitos que circulan en torno de los médicos forenses?
R. T.: –Lo primero que hay que señalar es que los forenses no tienen amor por la muerte ni por el cadáver: no hay necrofilia. No es que cuando no tenemos nada que hacer vamos a dar una vuelta por la morgue. Es un trabajo profesional, en el que uno también traga saliva. Uno no selecciona el cadáver en el hecho que va a trabajar.
O. R.: –El médico legista no hace lo que quiere: actúa sobre órdenes judiciales. Es un servidor de la Justicia. No puede hacer lo que quiere, sino lo que le piden. No puede ver un cuerpo cuando se le antoja, a las 3 de la mañana porque no puede dormir, como pasa en las ficciones.
–¿Qué diferencia a Forenses... de ciclos del mismo tipo?
R. T: –Es totalmente distinto. En primer lugar, porque en términos generales esos ciclos están muy ficcionalizados. En Forenses... hay material genuino, real, del proceso al que tuvimos acceso. No hay dramatizaciones. Cuando se ficcionaliza se pierde lo técnico para ir hacia lo novelado. Y cuando se novela se distorsiona la realidad. Nosotros contamos la historia a partir de lo que la Justicia investigó.
–¿Qué distorsionan del trabajo forense series ficcionalizadas como CSI o Cold Case?
R. T.: –Esas series exageran demasiado el trabajo forense. Uno sabe que hay muchas evidencias que no se pueden lograr del modo que surgen de la trama y sin embargo ellos lo dan como un hecho. Hacen la ciencia forense mucho más fácil de lo que es. Eso lleva a una confusión general: la gente piensa que en este país la medicina forense es retrógrada. Por ejemplo, recuerdo un capítulo en el que a un tipo le habían pegado con una pelota de tenis en el brazo y los forenses sacaron la marca de la pelota, lo cual no se puede, porque la lesión evoluciona inmediatamente.