Martes, 18 de septiembre de 2007 | Hoy
TELEVISION › POLITICA Y ECOLOGIA EN LA ENTREGA DE LOS EMMY
La despedida de Los Soprano acaparó la atención en el Shrine Auditorium de Los Angeles. La ceremonia fue anodina, pero hubo críticas a Bush por su política antiterrorista.
En una ceremonia que se destacó por las críticas contra la política antiterrorista de George Bush y cierta cruzada ecológica implementada por los organizadores, en los Emmy Los Soprano se despidió definitivamente de la TV con un final mucho más digno y celebratorio que el que tuvo en julio pasado. En la 59a edición de los premios más importantes de la TV estadounidense, el programa sobre una familia mafiosa de New Jersey eclipsó el resto de la ceremonia, no sólo por las tres estatuillas que recibió (mejor serie dramática, guión y dirección), sino también porque los asistentes a la celebración se rindieron al poder de la serie de HBO, que se despidió de la pantalla chica después de seis temporadas. Aunque la serie creada por David Chase obtuvo unas pocas de las 15 candidaturas, la devoción del star system por Los Soprano quedó de manifiesto ante la ovación que acompañó al homenaje que la Academia de Artes y Ciencias de Televisión le brindó a Tony Soprano y sus secuaces.
Justamente fue Chase, el alma mater de Los Soprano, uno de los oradores que rompió la monotonía que suele signar a las grandes celebraciones de Hollywood, cuando mostró su asombro al saber que el país podía estar gobernado por “gangsters”. Pero ésa no fue la única referencia política de la noche. Aunque la cadena Fox hizo lo imposible por censurar sus palabras, Sally Field, ganadora sorpresa como mejor actriz por Brothers & Sisters, le dedicó su galardón a las madres que aguardan que sus hijos regresen de la guerra. Entre el abrupto corte de sonido realizado por la conservadora cadena estadounidense, se pudo escuchar a la actriz decir que “si las madres gobernaran el mundo, no habría malditas guerras”.
Otro de los que no se calló nada pese al cuidado de la transmisión de la ceremonia conducida por Ryan Seacrest, de American Idol, fue el ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore. Al recibir un premio Emmy especial por la creación de Current.TV, su señal interactiva de cable e Internet, el director del documental An inconvenient truth hizo un llamamiento a todo el pueblo estadounidense a favor de “reclamar la democracia”. En sintonía con las acciones de responsabilidad empresarial en las que se embarcaron varios estudios de Hollywood, la cuota ecológica de la gala fue la utilización de fuentes alternativas de energía y el armado de una alfombra roja que era “verde” en todo menos en el color, debido a que estaba elaborada con materiales reciclados.
Claro que además de la tensión, hubo también otros momentos emotivos en la noche del domingo en el Shrine Auditorium de Los Angeles. Una de las mayores sorpresas de la velada fue cuando Ugly Betty, la versión estadounidense de la telenovela colombiana Betty, la fea, cayó en la categoría mejor comedia ante la debutante 30 Rock. Sin embargo, la presencia latina tuvo su recompensa cuando América Ferrera –una de las más bellas de la velada, según la prensa especializada– se alzó con el Emmy a mejor actriz de comedia con su debut en Ugly Betty. El actor Robert Duvall, mejor actor en una miniserie por Broken Trail; Tony Benett y sus tres Emmy en la categoría de variedades, y la presencia del reparto de Roots en el escenario hicieron que el público se levantara de sus asientos.
Pero la ceremonia provocó críticas por todos lados, tanto de los televidentes como de las celebrities presentes. Es que además de que fue demasiado larga (casi cuatro horas), la originalidad que persiguió la organización pareció alentar el tedio. Al menos así lo dejó entrever James Spader sobre el escenario, al recibir no sin sorpresa el Emmy como mejor actor dramático por Boston Legal, superando en el competitivo rubro a Hugh Larie (Dr. House), James Gandolfini (Los Soprano) y Kiefer Sutherland (24). “Son los peores asientos que he tenido nunca”, dijo el actor en referencia a que los presentes fueron acomodados en asientos montados en un gran círculo en torno de un escenario de 360 grados.
Entre los ganadores de la noche, 30 Rock, una de las series nuevas, con Alex Baldwin y Tina Fey, se impuso como mejor comedia frente a la popular Grey’s anatomy. No obstante, una de las protagonistas de la serie que se desarrolla en un hospital, Katherine Heigl, fue distinguida por su papel secundario de la doctora Isobel “Izzie” Stevens. La magnífica interpretación de John Locke en Lost le permitió a Terry O’Quinn el Emmy como actor de reparto en drama. En tanto, Jaime Pressly fue elegida como mejor actriz de reparto en comedia por su papel en My name is Earl.
Si bien celosa de los discursos políticos, la transmisión fue fiel a la intención de acaparar audiencia de parte de la Academia a partir del escándalo (se anunciaba la presentación de Britney Spears después de su decadente show en los MTV y de Justin Timberlake) y de mostrar más carne que de costumbre. Dos de las desesperadas amas de casa de Desperate housewives, Felicity Huffman y Eva Longoria, mostraron sensuales vestidos, cuyos escotes y espaldas al aire fueron enfocados una y otra vez por la Fox. En tanto, finalmente, sólo minutos antes de la ceremonia un portavoz desmintió las actuaciones de los cantantes, dejando correr el rumor –no sin intención– hasta casi comenzada la velada.
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