Sábado, 24 de noviembre de 2007 | Hoy
TELEVISION › ACTORES Y PRODUCTORAS
La negociación entre los actores y los productores vive su momento más tenso: tras el rechazo de la AAA a una propuesta, ayer se suspendió la grabación de todas las ficciones.
Por Emanuel Respighi
La industria televisiva argentina se encuentra, literalmente, partida en dos. Por un lado, los actores desempolvaron la vieja consigna de “somos actores, queremos actuar” que elevaron como frase de protesta años atrás ante el avasallador arribo del reality show al país. Sólo que esta vez no exigen horas de pantalla, sino mejores condiciones de trabajo y una actualización salarial. Enfrente, en tanto, los productores televisivos parafrasean la consigna actoral bajo un “somos productores de ficción, queremos producir ficción”, que tomó fuerza ante la imposibilidad de ponerse de acuerdo con los actores y el trabajo a convenio que desde hace un tiempo tomaron estos últimos como forma de protesta ante la dilatación de las negociaciones. En este contexto, que ayer vivió su jornada más tensa, cuando los productores les prohibieron a los actores entrar a los estudios a grabar, la Asociación Argentina de Actores (AAA), en un extremo, y la Cámara Argentina de Productoras Independientes de Televisión (Capit) y la Asociación de Televisoras de Argentina (ATA), en otro, se enfrentan probablemente en la negociación más compleja de la historia de la TV argentina.
Si la bastardeada programación televisiva de este año estuvo signada por la polémica y el morbo que propone el reality show como género, la de 2008 pareciera correr el mismo riesgo. Aunque ya no por cuestiones artísticas, sino por el conflicto salarial que enfrenta a una y otra pata de la industria. Si bien las partes concuerdan en que tarde o temprano se va a llegar a un acuerdo, lo cierto es que es un hecho que la finalización de los programas de ficción que actualmente estén al aire y el comienzo de aquellos que renovarán la pantalla el año próximo verán interrumpidos y/o retrasados sus planes de grabación. En primer lugar, porque ante la insatisfacción de las propuestas realizadas por Capit y ATA la AAA decidió trabajar según el convenio colectivo de trabajo 322/75, que indica que la jornada laboral se extiende por 6 horas 25 minutos, lo que acortó el período diario para las grabaciones. Y en segundo lugar porque, ayer, los empresarios del sector prohibieron a los actores trabajar según los planes de producción distribuidos el día anterior, como reacción ante el rechazo del gremio actoral a la nueva propuesta presentada.
El último capítulo del conflicto, en el que media el Ministerio de Trabajo en el marco de una negociación por “paritarias”, comenzó el martes. Ese día, Adrián Suar les comentó a representantes de los actores una nueva propuesta que parecía encaminar las negociaciones hacia buen puerto, con un ofrecimiento de 10 horas de jornada laboral, un salario mínimo de 6300 pesos a contratados y 200 pesos el pago por cada “bolo”. Con esa idea, que se acercaba a la de 8 horas 45 minutos de jornada laboral, 6300 pesos de mínimo y 400 pesos por “bolo” que pretenden los actores, la AAA convocó a una asamblea extraordinaria el jueves para tratar el ofrecimiento. Sin embargo, el optimismo del martes varió el jueves cuando Capit y ATA oficializaron una propuesta diferente a la de Suar, en la que –según señalaron desde la AAA– “los apuntadores trabajan más horas por menos dinero, había un contrato de 10 horas por 6300 pesos y otro de 7 horas por 5 mil y una cláusula final que señalaba que la propuesta se hacía en el marco del acuerdo provisorio de 2005, desconociendo el marco de la paritaria y el convenio colectivo de trabajo 322/75 vigente”.
La propuesta formalizada, entonces, fue discutida en la asamblea del jueves de la AAA y fue rechazada por mayoría. El punto más conflictivo, según pudo saber Página/12, es la extensión de la jornada laboral, ya que los actores creen que rebajar una sola hora a la actual –que se extiende a 11 horas– es muy poco, considerando que se abrió la posibilidad de discutir en “paritaria”. Por ende, la asamblea decidió mantener el pedido de que la jornada laboral sea de 8 horas 45 minutos (incluida la hora de comida), el piso del contrato para tira y unitario de 6300 pesos y el pago de 400 pesos por “bolo”. Además, claro, de continuar trabajando a convenio hasta que los productores elevaran una propuesta superadora.
Ante el rechazo de la propuesta, ATA y Capit hicieron efectiva la amenaza que habían comunicado a los actores durante la semana, y ayer pararon todas las producciones de ficción que actualmente se están realizando. Una medida inédita en la TV local, que no hace otra cosa que graficar el grado de tensión que actualmente signa la relación entre los productores y los actores. La consecuencia del cierre de las productoras en esta negociación de presiones de un lado y otro no se hizo esperar: la AAA denunció ayer ante el ministerio de Trabajo a ATA y Capit por “lock out” e “ilicitud”, solicitándole a la cartera “intervención y sanciones por incumplimientos patronales de otorgar ocupación efectiva”.
“Los empresarios han decidido una medida de presión ilegal, que no tiene sustento jurídico, incurriendo en prácticas desleales antes de recibir la contrapropuesta decidida por los actores en asamblea”, señaló a Página/12 Luis Alí, secretario gremial de la AAA. En esta situación, el ministerio convocó a una audiencia de las partes para ayer a la tarde, en la que ni los actores ni los productores modificaron sus posturas, aunque se comprometieron a seguir negociando la próxima semana. Por lo pronto, los finales de Son de Fierro, El hombre que volvió de la muerte, Lalola y Mujeres de nadie, entre otras ficciones, están en stand by hasta nuevo aviso. La realidad, no hay duda, siempre es capaz de superar la ficción.
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