Martes, 19 de febrero de 2008 | Hoy
TELEVISION › EL INCREIBLE JUAN ORDEIX
Conduce por Canal 13 el primer programa de magia de la TV argentina: Atracción mental. “Hago juegos con la mente. Combino psicología, inducción, mensaje subliminal, sugestión, magia e ilusionismo”, señala.
Por Emanuel Respighi
Juan Ordeix puede considerarse un privilegiado dentro de los magos argentinos, esa extraña raza que genera tanto adeptos como retractores. Es que este joven de cara de goma y gestos propios de Jim Carrey logró lo que muchos de sus colegas anhelaron y no pudieron: tener un programa propio en la TV abierta. De alguna manera, el conductor de Atracción mental (martes a las 23.30, por Canal 13) está tocado por la varita mágica. Pero se trata de una simple humorada, ya que el joven de sólo 25 años forma parte de la nueva generación de magos que prescinden del sombrero, la varita y la paloma para sorprender a fuerza de juegos mentales tan increíbles como sorprendentes. Así, Ordeix es capaz de atrapar una bala con su boca, adivinar el resultado de un partido de fútbol (el San Lorenzo 0-Newell’s 2 de la primera fecha) y hasta descubrir de antemano qué hora va a elegir una persona.
Campeón Mundial de Magia en la categoría mentalismo en 2006, Ordeix no tiene nada que envidiarle a Criss Angel o David Copperfield, los máximos exponentes entre los magos contemporáneos. Al punto de que este último, a través de su grupo de representantes, siempre atentos a las últimas novedades de esta ciencia del engaño, intentó comprarle el truco con el que se consagró campeón en el Mundial de Estocolmo, hace poco menos de dos años. “Pero la realidad es que el monto de dinero que me ofrecía, si bien no era escaso, no me satisfizo como para cedérselo en exclusividad, que es la condición que Copperfield pone para comprar trucos de otros”, explica Ordeix durante la entrevista con Página/12. Creer o reventar. “No era una cifra millonaria, pero sí importante. El tema es que haciendo el cálculo de lo que me quería pagar y todo lo que me podía redituar a mí en el futuro, la negociación no llegó a un buen puerto”, señala este licenciado en Administración de Empresas de la UBA.
–¿Cómo logró poner al aire el primer programa de magia de la TV argentina y en el prime time del 13?
–El primer encuentro que tuve con Jorge Guinzburg (productor del ciclo a través de Win TV) fue en Mañanas informales, donde fui invitado después de haber ganado el campeonato mundial. Aunque sí lo había hecho en el exterior, hasta ese momento nunca había estado en la TV. Y cuando terminó el programa le comenté al productor comercial que me interesaba conducir un programa de magia. Y dio la casualidad de que ellos también estaban detrás de una propuesta de ese estilo. Pero como nunca había habido un ciclo de magia en Argentina, el programa era utópico. Pero se alinearon los planetas y acá estoy.
–Ese parecería ser su truco más importante. Es paradójico que en una sociedad tan racional y descreída como la argentina, el programa tenga tanta repercusión.
–Lo fundamental es que el programa es un ciclo de entretenimiento. Y la gente lo entendió como tal. Yo, más que un mago, me considero un representante del entertainment. Esa diferencia conceptual de Atracción mental, que sin dejar de ser un programa de magia es un ciclo de entretenimiento, llevó a que sea aceptado por el público. Nunca hubo un programa así en la TV argentina.
–Sin contar cómo hace los trucos, ¿de qué herramientas se vale para realizarlos?
–Hago juegos con la mente. Son efectos en los que combino psicología, inducción, mensaje subliminal, sugestión, junto con magia e ilusionismo. No me considero un mago. En pocas palabras, soy un ilusionista de la mente.
–¿Y eso dónde se estudia? Usted es licenciado en administración de empresas...
–Los economistas a veces hacen magia con los números... Pero paralelamente a la carrera hacía magia. El envión lo tuve hace seis años, cuando me volqué al mentalismo, luego de leer unos libros de psicología en los que me di cuenta de la enorme cantidad de herramientas que podía sacar de allí para la técnica de magia. La magia es una expresión artística que hay que tomarla como tal. Es el arte de sorprender. Cuando iba a la facultad no creían que hacía magia, y cuando hacía magia no creían que estudiaba administración. Para la gente eran mundos incompatibles. Y se trata de ciencias complementarias. Mi carrera universitaria me sirvió para hacer el desarrollo estratégico de mi carrera como ilusionista de la magia.
–¿O sea que usted supo vivir de la ilusión?
–Lo sorprendente de mi estilo de magia es que no hay justificación racional de los trucos que se ven en el programa. La presentación del efecto o del juego es tanto o más importante que el truco en sí. Generar un clima, ser certero en los movimientos, no crear sospechas, limpiar la escena para que el juego sea claro, todo eso es fundamental. Esas herramientas van más allá de la técnica. Yo estudié actuación para ser un showman. Porque los trucos que yo hago los puede hacer cualquier persona, practicando un poco.
–Hay quienes piensan que en Atracción mental la clave está en la edición...
–Las herramientas audiovisuales no ayudan en nada. A mí me gustaría que el programa se hiciera en un teatro ante dos millones de personas. La clave de los trucos no está en las cámaras ni en la edición. Por eso convocamos a figuras reconocidas, creíbles y que no se van a dejar engañar. En un país como este es fundamental que, además de hacerle trucos a la gente común, haya figuras de la TV o la cultura que participen del ciclo. Para nosotros fue fundamental convocar a personalidades que acrediten la veracidad de lo que se hace.
–Se suele decir que el argentino es uno de los públicos más difíciles para asombrar. ¿Usted piensa lo mismo?
–A través de Atracción mental se está creando en Argentina la “cultura mágica”. Es decir: el ciclo está entrenando a los televidentes para poder abandonar el racionalismo escéptico y dejarse llevar por el aspecto lúdico de la magia o el ilusionismo. Los argentinos ahora están predispuestos a dejarse asombrar. No tienen la guardia en alto. Los argentinos eran reticentes a la magia. Atracción mental no sólo es el primer ciclo de magia: también es el primer programa en el que los trucos son acompañados por una buena producción.
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