TELEVISION › EL REGRESO DE “GRANDIOSAS”
“Nosotras somos más autocríticas”
Después de dos años, vuelve hoy a la pantalla de Canal 13. “Adrián Suar nos dijo que era tan bueno el programa que prefería que descansara antes que quemarlo”, admite Fanny Mandelbaum, una de las conductoras.
Por Emanuel Respighi
Lo de Grandiosas es un caso bastante atípico para el funcionamiento actual de la TV. Luego de dos temporadas (2002 y 2003), buenas críticas y un rating más que aceptable para la alicaída tarde de Canal 13, el ciclo conducido por Fanny Mandelbaum, Laura Oliva y Karina Mazzocco fue inesperadamente levantado del aire. “En realidad, lo que pasó fue que había terminado su ciclo. Adrián Suar nos dijo que era tan bueno el programa que prefería que descansara un año antes que quemarlo”, dispara Mandelbaum, con la precisión y la memoria que la caracteriza. Promesa hecha realidad o necesidades de pantalla, lo cierto es que el gerente de programación del 13 cumplió con su palabra y, dos años más tarde, volvió a convocar al trío. No para que conduzcan un nuevo ciclo, sino para que realicen el mismo programa –aunque aggiornado– que había sido levantado en su momento. Una de esas extrañas cosas que suceden únicamente en la TV cotidiana...
En estos dos años transcurridos entre el adiós y el regreso de Grandiosas (desde hoy, lunes a viernes a las 14.30), cada una de las muchachas emprendió su propio camino profesional. Sin embargo, el heterogéneo trío continuó en contacto, convirtiendo esa relación profesional en una estrecha amistad en la que siempre retornaba la idea de volver a trabajar juntas. De hecho, recibieron una propuesta de Radio Mitre para trasladar el ciclo televisivo al éter, pero finalmente no se concretó. “No pudimos ponernos de acuerdo en los horarios de las tres”, detalla Mazzocco, algo resignada. “Pero todo llega y ahora acá estamos, retomando el ritmo de hacer un ciclo diario... ¿o sufriéndolo?”, se pregunta con ironía Oliva, en un parate del ensayo general del ciclo que hicieron para ver “cómo estaban”.
–¿Y cómo salió todo? Dos años es mucho tiempo y ustedes habrán cambiado...
Karina Mazzocco: –Pero nosotras fuimos viviendo los cambios de cada una. Al seguir en contacto permanente, pese a no estar al aire, no sentimos cambios bruscos.
–¿O sea que el vínculo que formaron entre ustedes en la primera etapa de Grandiosas fue tan fuerte que trascendió los límites televisivos?
Laura Oliva: –Totalmente. Es más: el riesgo que siempre tenemos es pasarnos de confianzudas en cámara y zafarnos.
–¿Pero no creen que esa frescura que transmitían en cámara les jugaba a favor?
L. O.: –Lo que pasa es que cuando el programa estaba al aire teníamos una relación de tres minas que nos llevábamos muy bien y nos queríamos, pero no que se conocían de forma íntima, como ahora. En esta etapa hay otro conocimiento mucho más profundo que en la vorágine del vivo puede llevarnos a decir cualquier barbaridad, como si estuviéramos en el living de Fanny.
Fanny Mandelbaum: –Hay que ver cómo reaccionamos, porque hace dos años que no hacemos el programa. Pero el conocimiento extra que tenemos va a ayudar al desenvolvimiento nuestro en pantalla. Eso sí: por más comentarios que hagamos y chistes nunca vamos a abandonar la rutina. Igualmente, en la rutina del ciclo se permiten hacer agregados...
–Además, cómo no hacer agregados con lo que les gusta hablar y opinar...
L. O.: –No claro, no te olvides que somos tres mujeres ¡juntas! (risas)
–¿Cómo les cayó el argumentó que en su momento las autoridades del 13 utilizaron para levantar el ciclo? Suena raro eso de “no renovar el contrato porque el programa es bueno”...
L.O.: –Y... en su momento nos llamó la atención. Pero son decisiones que no tomamos nosotros sino otras personas.
K.M.: –Lo bueno de eso fue que si bien el programa no seguía al aire, la gente no se olvidó del programa.
L.O.: –Igualmente, el programa podía seguir porque estaba muy entero, pero tampoco Grandiosas era un fenómeno de rating...
F.M.: –Del canal nos fuimos en buenas relaciones, aunque en el fondo nosotras sentíamos que teníamos mucho para dar.
–Dos años después, ¿sienten que Adrián Suar cumplió su promesa de darle descanso al ciclo y volverlo a programar, o su regreso está teñido de los problemas de audiencia que el canal tiene en la primera tarde?
F.M.: –Quiero creer que es cumplir la promesa efectuada. Yo no pienso en el rating. Trato de dar lo mejor de mí y que el programa funcione para la gente. Los números me tienen sin cuidado.
L.O.: –Cualquiera de los dos motivos habla bien del programa. La otra vez también habíamos arrancado en una tarde que venía a los tumbos. Lo bueno de esta vez es que el público tiene con el programa una especie de nostalgia, que puede que nos garantice un colchón de audiencia.
K.M.: –Creo que en el marco actual de las programaciones de la tarde de los canales, Grandiosas es una opción interesante, entre tanta novela y programa de chimentos. De alguna manera, Grandiosas pudo romper con el molde de magazine femenino de la tarde.
–¿Qué méritos creen que tuvo Grandiosas en su primera etapa?
F.M.: –Uno de los méritos que tuvo Grandiosas es que no sólo lo miraban las mujeres, sino también los hombres. Nosotros no enseñamos a cocinar, bordar y mucho menos a hacer bricolage... Hablamos de temas cotidianos, de forma cotidiana.
L.O.: –Nosotras hablamos de todo. Hemos tocado el cáncer de mama, el ataque de pánico... Temas que por lo general las señoras no quieren ver porque son un bajón, pero que con nuestra forma de ser –por algún motivo– resultan digeribles para el público. Grandiosas es una marca. Yo siempre digo que Grandiosas es como un plato de milanesas y papas fritas: te guste o no, te caiga bien o mal, a nadie le queda la duda de qué se trata.
–En el programa ustedes utilizan mucho el humor. ¿Sintieron que en la TV les es más complicado hacer humor por el hecho de ser mujeres?
L.O.: –Puede ser. Nosotras no sentimos tanto el rechazo porque a la hora de hacer humor explotamos mucho la ironía de la autocrítica. Las mujeres, en general, somos mucho más autocríticas que los hombres. Es raro escuchar un monólogo de un hombre que admita que muchas veces prefieren quedarse en la casa antes de ir al bar con los muchachos y decir dejé a la bruja en casa. Es difícil ver un monólogo humorístico hecho por un hombre hablando de las miserias de los hombres. En cambio, en el humor de las mujeres hay mucho de autocrítico.
–¿Eso se debe a los parámetros culturales que signan la sociedad actual?
L.O.: –Creo que sí, que las diferencias en el humor entre los géneros responde a la sociedad machista en la que vivimos hoy.
F.M.: –No hay que olvidarse que la mujer estuvo durante mucho tiempo callada, sin posibilidad de expresarse. Fueron muchos años de menosprecio. Entonces, en esta época de transición, la mujer intenta abrirse paso a su manera.
L.O.: –Claro, porque si bien hay libertad, no deja de haber en la mujer una autocensura: cuando habla se critica a ella. No es casualidad que si un matrimonio se separa porque el tipo la engañó, lo más probable es que la mejor amiga de ella termine diciendo: “Lo que pasó es que ella se dejó estar mucho...”