VIDEO
8-Cloverfield, monstruo,
de Matt Reeves. Con Mike Vogel, Lizzy Caplan y Michael Stahl-David.
2008, 85 min. AVH.
Como The Blair Witch Project, Cloverfield basa su efecto en un recurso técnico: la ilusión de estar enteramente filmada por una de las víctimas, camarita de video en mano. No se trata de un mero chiche tecnicista, sino de un recurso dramático y narrativo magníficamente explotado, que le transmite al espectador la sensación de estar metido en este pandemonium. Evocando los terrores del 11-9, un Godzilla neoyorquino se pone a tirar abajo la ciudad y a devorarse a sus habitantes, empezando por el máximo emblema junto con las Torres Gemelas: la Estatua de la Libertad. Una sabia utilización del fuera de campo se suma a la consecución del efecto pesadillesco, que Cloverfield consuma espléndidamente.
7-Los dueños de la noche,
de James Gray. Con J. Phoenix, Mark Wahlberg y R. Duvall.
2007, 117 min. Transeuropa.
Todo un “tapado” del reciente cine estadounidense, en su tercera película el neoyorquino James Gray vuelve sobre el terreno de las anteriores, Cuestión de sangre (Little Odessa, 1994) y La traición (The Yards, 2000), narrando una vez más una pequeña tragedia de familia gangsteril. Hijo de un clan policial, el protagonista, dueño de un club nocturno donde paran los mismos mafiosos a los que su padre y su hermano mayor persiguen, es la oveja negra de la familia. Hasta que se convierte en hijo pródigo. Quien logre dejar a un costado la moral represivo-policial que anima la película, será recompensado con alta intensidad dramática y un par de escenas de antología.
5-Mentes peligrosas,
de Gregory J. Read. Con Eddie Redmayne, Tom Sturridge y Toni Collette.
2006, 110 min. SBP.
Nunca invoques lo que no puedas dominar, dicen los que saben. Esta película británica no sabe, y comete el error de citar Pacto siniestro, de Hitchcock, gran clásico en el tema de la llamada folie à deux. Allí queda más a la vista el insondable abismo que las separa. Con Toni Collette en el papel de psicóloga policial, Mentes peligrosas no convence en su descripción de cómo un estudiante de high-school tradicional “le come la cabeza” a su compañero de cuarto, ni en la perversa curiosidad de aquél por la materia muerta, ni en sus disparatadas fantasías relacionadas con la masonería y los templarios, ni en el componente homosexual de la simbiosis entre ambos, insinuado apenas, con timidez de colegiala.
7-Aventuras en Birmania,
de Raoul Walsh. Con Errol Flynn, William Prince y James Brown.
1944, 142 min. AVH.
No puede esperarse, de una película de estudios filmado en 1944, que cuestione el papel de Estados Unidos durante la Guerra del Pacífico, el mito del héroe o la crasa propaganda antijaponesa, expresada aquí del modo más crudo, elemental y hasta repulsivo. A pesar de todo eso, Objective: Burma! (que en estas regiones siempre se conoció con el inadecuado título de Aventuras en Birmania) tiene el suficiente sentido de realidad como para narrar la pérdida de la ingenuidad por parte de un grupo de soldados estadounidenses, obligados a recorrer 300 km a pie a través de la selva, con el ejército japonés pisándoles los talones. Ahí, hasta a Errol Flynn se le borra la sonrisa.
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