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8-La cuestión humana,
de Nicolas Klotz. Con Matthieu Amalric, Michel Lonsdale y Lou Castel.
2007, 143 min. Z Films.
En esta suerte de thriller enrarecido el investigador no milita en el bando de los buenos y la investigación –que parecería llevarse a cabo de modo involuntario– nunca se sabe bien a dónde o a qué conduce. El resultado es un film que, como los de Cronenberg, parecería desarrollarse dentro de una pecera turbia y enviciada. La pecera de una gran corporación, en la que un psicólogo laboral dedicado a la selección de personal comienza a descubrir inquietantes vinculaciones con el pasado nazi. Mientras, los ejecutivos entran en trance, en medio de raves descontroladas, como si quisieran borrarse la memoria en éxtasis. Una de esas películas de las que no se sale igual que como se entró.
7-Camina duro,
de Jake Kasdan. Con John C. Reilly y Tim Meadows.
2007, 96 min. LK-Tel.
Como todas las películas que llevan la firma de Judd Apatow (aquí coproductor y coguionista), Camina duro avanza a golpes de brutalidad cómica y ferocidad satírica, con eventuales sacudones de genio. A medio camino entre Capusotto, las comedias de Will Ferrell y los falsos rockumentaries de Christopher Guest, Camina duro dispara sobre los clichés e historia de la cultura rock, al mismo tiempo que lo hace sobre el género “biopic musical” en su conjunto. Tomando como modelos películas como Johnny & June, Bolas de fuego y Ray –así como una constelación musical que va de Johnny Cash a Dylan, pasando por Brian Wilson– todo parece filtrado por los efectos de drogas en el peor estado.
7-I’m Not There,
de Todd Haynes. Con Cate Blanchett, Heath Ledger y Christian Bale.
2007, 135 min. AVH.
Inspirado “en la música y muchas vidas de Bob Dylan”, Todd Haynes aborda a Mr. Zimmerman no a través de los tópicos estériles del género biopic, sino como si se tratara de una galería de espejos astillados. Dylan como sistema de reflejos y refracciones, rebotando contra las imágenes de Woody Guthrie, Arthur Rimbaud y Billy the Kid. Y también contra las imágenes de sí mismo, tanto en su etapa de cantautor folk como en la de hereje del folk, condición ganada a pura electricidad. El carácter anómalo de esta película sin centro (como el título indica, el centro nunca está donde se lo busca) es lo que la hace estimulante. Aunque también es cierto que parecería agotarse bastante antes de terminar.
6-El sabor de la noche,
de Wong Kar Wai. Con Norah Jones, Jude Law, Rachel Weisz y Natalie Portman.
2007, 111 min. AVH.
Alguna vez Bergman dijo que dejaba de filmar porque no quería seguir haciendo “películas de Bergman”. Eso es El sabor de la noche: Wong Kar Wai haciendo de Wong Kar Wai. De paseo por América, el autor de Felices juntos parecería no poder mirar más allá de su propio ombligo, cayendo irrefrenablemente en el autoplagio. Las idas y vueltas amorosas, las tensiones entre la fijación y la fuga, la pérdida y su subsistencia en la memoria devienen el puro relleno de un esteta dedicado a construir imágenes que ya no son bellas, sino apenas bonitas. La salva la banda de sonido, aportada por la melomanía y el swing arrastrado de Ry Cooder, aquí en carácter de músico y productor musical.
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