Viernes, 6 de enero de 2006 | Hoy
VIDEO
Después de haber confeccionado para Telefé un subproducto indisculpable como Cleopatra, con El viento Eduardo Mignogna le da la espalda al cine en serie y encara un proyecto íntimo, pequeño y personal. La fábula de El viento pone en relación a una muchacha urbana (la siempre magnífica Antonella Costa) con su abuelo (preciso y contenido Federico Luppi), que ha dejado atrás el pueblito y vino a comunicarle a aquélla la muerte de su madre. Pero pesados secretos familiares distancian a nieta y abuelo y la relación entre ambos no es precisamente fluida. Fotografiada en digital y con tonos lavados por el talentoso Marcelo Camorino, seca y pausada como el propio paisano que interpreta Luppi, El viento muestra a Mignogna como queriendo sintonizar con el espíritu del cine independiente.
Irregular como todo el reciente cine cómico estadounidense, Los rompebodas tiene lo suyo. Los amigotes Owen Wilson y Vince Vaughn se reúnen como quienes se juntan para la juerga, igual que sus personajes, dos consultores matrimoniales cuya misión en la vida es colarse en fiestas. No en cualquier clase de fiesta sino en bodas, en las que buscan (y consiguen) joda, comida gratis y mujeres. Aunque con algunos estiramientos y sin llegar al derroche de ingenio, la cosa se sigue con agrado, hasta que van a parar a casa de un político (insuperable Christopher Walken) y allí todo gana en acidez y poder de observación. Incluyendo a algún freak, personajes monstruosos y una chica muy simpática (Rachel McAdams). De su mano viene la love story de rigor, bastante forzada.
El gitano-argelino Tony Gatliff, realizador de películas como El extranjero loco y Vengo, podría ser visto como un Kusturica sin realismo mágico, lo cual se agradece. Una de sus películas más recientes y premiada (tal vez con exageración) con la Palma a la Mejor Dirección en Cannes 2004, El viaje inolvidable es una road movie de regreso al origen, en la que una pareja de francoargelinos abandona París y vuelve a tierra de los padres. El largo viaje (a pie, a dedo, eventualmente en barco) les permitirá conectarse con distintas formas de la cultura gitana, obviamente pasando por Andalucía. La película tiene algo de tour musical, pero se ve realzada tanto por el magnífico aprovechamiento del Cinemascope como por la intensidad de los protagonistas, que no llegan al exceso kusturicano.
Nuevo fenómeno del cine asiático, el actor, director, guionista y productor Stephen Chow sigue claramente la huella de su colega Jackie Chan, no sólo por su carácter de clown-de-las-artes-marciales, sino por esa misma voluntad de convertirse en factotum total. Su anterior Shaolin So- ccer, que representó su consagración definitiva en Occidente (aquí salió en video, con el título Fútbol Kung Fu), era una de las películas más sorprendentes vistas en mucho tiempo, gracias a su combinación de gran comicidad con efectos especiales para dejar boquiabierto al espectador. Lo que allí era un mundo cinematográfico nuevo, en Kung Fusión alcanza su punto de saturación y agotamiento, con una sobreutilización tal del efecto especial que a los 20 minutos uno puede llegar a extenuarse y querer bajar la persiana para siempre.
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