7-Bosque sangriento,

de Dave Parker. Con Sophie Monk, Tad Hilgenbrink y William Sadler.

2009, 81 min. AVH.

Esta pequeña peliculita eleva al cuadrado el metalingüismo terrorífico alla Scream, confrontando la película de cuchilleros, típica de los ‘80, con el falso documental de terror, al estilo The Blair Witch Project, [REC] o la recién estrenada Actividad paranormal. Cine dentro del cine dentro del cine, un joven cineasta decide filmar un documental sobre una película maldita de comienzos de los ‘80, cuyos participantes desaparecieron misteriosamente. Pronto, los miembros del equipo de rodaje se encontrarán (obviously!) atrapados dentro de aquel slasher movie, a merced del psicoasesino. Llena de desvíos inteligentes que le permiten ir más allá de la mera bromita para entendidos, Bosque sangriento resulta toda una sorpresita.

6-La Ventana,

de Carlos Sorín. Con Antonio Larreta, Luis Luque y Carla Peterson.

2008, 85 min. Transeuropa.

La película más reciente de Carlos Sorín es la primera del realizador de Historias mínimas que no narra un viaje sino, por el contrario, el sedentarismo más absoluto. Absoluto y literal, ya que el protagonista, literato octogenario, debe guardar cama, por orden expresa de su médico. Protagonizada por el escritor y guionista uruguayo Antonio “Taco” Larreta, La ventana aspira a narrar aquello que bulle bajo una superficie totalmente quieta, tomando como referente explícito la literatura de Anton Chejov. Pero no termina de encontrar el tono y tropieza con más de un lastre costumbrista. La secuencia central, en la que el anciano se extravía, está demasiado obviamente “inspirada” en Cuando huye el día. Pero igual es logradísima.

6-El arte de la pelea,

de Shin Hal-sol. Con Baek Yun-shik y Choi Yeo-jin.

2006, 100 min. SBP.

Esta película coreana es algo así como El Karate Kid sin sacarina. Un retraído chico de secundario, con el que los pesaditos del cole se ensañan, decide ponerle punto final al asunto. Para eso se consigue un pesado veterano que le hará pasar las de Caín, como parte de su heterodoxo entrenamiento. Es la tradicional dialéctica asiática del maestro y el discípulo, pero con un maestro tan impresentable como el que Kitano solía componer en sus películas. Definitivamente nada del otro mundo, esta película modesta y energética vuelve a demostrar que el cine coreano es tal vez el único del mundo que puede, en la actualidad, producir cine de género clase B tan efectivo como lo fue el de Hollywood, allá por los ’40 y ’50 (ver acá al lado).

7-El monstruo de la...,

de Jack Arnold. Con R. Carlson y J. Adams.

1954, 79 min. AVH, Colecc. “Clásicos del Terror”.

Hablando de clase B de los ’40 y ’50, he aquí uno de sus paradigmas, lanzado por primera vez en DVD, en una colección que se vende en kioscos. Definitivamente menor que la posterior y magistral El increíble hombre menguante (también editada hace muy poco), en El monstruo de la laguna negra el realizador Jack Arnold –uno de los nombres clave del rubro– mostraba ya la fluidez y transparencia de su estilo. Enésima variante de La bella y la bestia, la historia se presta al camp más absoluto: un monstruo acuático del Amazonas se enamora de Julie Adams (quién no) e intenta llevársela con él. Mr. Arnold narra esto con pragmática sencillez, evitándole al espectador ironías y tonterías. En Tiburón, Spielberg “calcó” más de una escena.