VIDEO › GIMME SHELTER, EL DOCUMENTAL SOBRE LOS STONES Y ALTAMONT
El film de los hermanos Albert y David Maysles, una de las cumbres del “cine directo”, retrata el concierto en el que los Hell’s Angels apuñalaron a un asistente. Fue un punto de inflexión para el rock, que se había consagrado en Woodstock.
› Por Horacio Bernades
“¿Podés pasarla de nuevo?”, pregunta el muchachito en la sala de edición, luego de ver la escena en que, mientras en el escenario suena “Under My Thumb”, un chico del público saca una pistola, lo rodean entre varios y uno de ellos lo apuñala. Para muchos, ese crimen marcó el momento exacto en que –como John Lennon anunciaría poco después– “el sueño se terminó”. Ocurrió el 9 de diciembre de 1969 en horas de la noche, en Altamont, San Francisco, centro mismo de la Nación de las Flores. El asesino nunca fue identificado, pero se sabe que era uno de los Hell’s Angels, el grupo de motoqueros en cuyas manos los Rolling Stones no tuvieron mejor idea que depositar la vigilancia del concierto. El concierto, el crimen, el momento en que un Jagger de 25 años le pide al editor que rebobine: todo eso es parte de Gimme Shelter, uno de los mejores rockumentales jamás filmados. AVH acaba de editarla en DVD, y la “nación stone” no debería ser, ciertamente, su único target. Cima de lo que da en llamarse “cine directo”, filmada por dos de los padres fundadores de esa corriente, Gimme Shelter es una perla cinéfila que nadie debería dejar de (re)ver.
En agosto de 1969, el reino de la Paz y el Amor había tenido su coronación oficial, en una zona de la Costa Este llamada Woodstock. Los Stones no estuvieron allí, así que era tiempo de cerrar su gira estadounidense con un megafestival a la altura de aquél. “Woodstock West”, titularon algunos. El lugar elegido fue la autopista de Altamont. Se decidió que el concierto fuera gratis y se convocó a Santana, Jefferson Airplane, The Flying Burrito Brothers y Crosby, Stills, Nash & Young, con los muchachos liderados por Jagger & Richards como número de cierre. Con un público estimado en 300.000 personas, los Grateful Dead cancelaron, cuando vieron lo pesada que venía la mano. El chico apuñalado no fue el único que no llegó al final del concierto: hubo tres muertes más, pero accidentales. Según dicen, el destino se presentó matemático ese día: durante el concierto se habrían producido nada menos que cuatro partos.
Autores de documentales fabulosos (Salesman, antes de Gimme Shelter; Grey Gardens después), Albert y David Maysles filmaron los últimos diez días de la gira yendo del Madison Square Garden a Altamont. Pero no se limitaron a los conciertos. Como en todos los grandes exponentes del “cine directo” (entre ellos, Primary, de Robert Drew, con Albert Maysles haciendo cámara, y Don’t Look Back, de D.A. Pennebaker), el backstage sería esencial en Gimme Shelter. El título del film honra el temazo homónimo incluido en Let it Bleed, álbum que los Stones, con Mick Taylor en segunda guitarra, presentaban en esa gira. En apretados 91 minutos (la editora, Charlotte Zwerin, figura como tercera realizadora), las cámaras de los Maysles lucen lo suficientemente despiertas como para captar lo que un Jagger de capa y sombrero tipo Hijitus (todo con los colores de la bandera de barras y estrellas) muestra en escena. Pero también lo que no puede disimular: después del navajazo, su rostro trasluce un cagazo atroz. El concierto, el backstage, la edición: además de fijar a los Stones en su hora más brillante (“Jumpin’ Jack Flash”, “Honky Tonk Women”, “Street Fighting Man” y “Sympathy for the Devil” pocas veces sonaron así), Gimme Shelter es una película que reflexiona sobre sí misma, tal vez advirtiendo la conmoción del momento. El momento en que un sueño cae. Cae y sangra: Let It Bleed.
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