Desde Los Angeles

Blockbuster, la cadena de videoclubes que en un momento pareció tener una presencia azul y amarilla en cada ciudad y pueblo de Estados Unidos (y otros lugares también), está tambaleándose al borde del colapso y podría presentarse en quiebra a comienzos del mes próximo. En una movida que representa el último clavo en el ataúd del negocio del alquiler de videos, se dice que los ejecutivos de la firma estuvieron realizando en estos días una ronda de reuniones con los seis estudios grandes de Hollywood, en los que develaron el plan de presentarse como “insolventes” a fines de este mes.

La declinación del apetito del público por el alquiler de videos, junto a la creciente competencia de rivales como Netflix, que trabajan con pedidos a distancia, destruyeron el modelo de negocios de la compañía. Desde comienzos de 2008, Blockbuster lleva perdidos 1100 millones de dólares, y el año pasado se vio forzado a cerrar más de cien locales en todo Estados Unidos. En ese país, la empresa conserva unos 3500 locales, lo que aún la convierte en la mayor franquicia existente: su rival más cercano, Hollywood Video, cayó a comienzos de este año. Aun así, recientemente recibió una herida mortal con las máquinas automáticas que alquilan películas por apenas un dólar al día. Para agregar enemigos a todos los negocios de alquiler de DVD, en los últimos años hubo una explosión en el número de consumidores que ven películas online, sea ilegalmente o a través de sitios legales como iTunes. Lo que significa que los locales de video están más amenazados que las disquerías.

Esta semana, el diario Los Angeles Times informó que los ejecutivos de la compañía con base en Dallas se reunieron con los responsables de estudios cinematográficos, sus mayores financistas, buscando la bendición para la declaración de quiebra que les permitirá reestructurar su negocio para hacer mayor uso del mercado online. En este momento, Blockbuster debe mil millones de dólares. Para los inversores, la velocidad de su declinación, por fenómenos culturales o de mercado, ha sido demoledora: en este momento sus acciones se encuentran en siete centavos, cuando a comienzos de año valían 1,5 dólar. El valor total de la compañía es hoy de 24 millones de dólares; Viacom la había comprado en 1994 por 8400 millones. La declaración de insolvencia los puede borrar del mapa. Pero también podría darle a Blockbuster el aire necesario a corto plazo para cerrar otros 800 locales, lanzar su propia línea de “kioscos de alquiler” y empezar a competir en el mercado del streaming de video online.

Hollywood ya está sintiendo los efectos de un verano decepcionante en taquilla, mientras sigue sufriendo años de caída en el alguna vez lucrativo mercado de venta de DVD, que está un 40 por ciento por debajo de su pico histórico. Se supone que los estudios tendrán comprensión hacia el plan de supervivencia a largo plazo de Blockbuster, e incluso podrían subsidiarlo. En otros sectores, la simpatía por el viejo monstruo podría estar atemperada por su historial de ahogar a los pequeños videoclubes cuando comenzó su rápida expansión en 1985: los fundadores abrían nuevos locales cada 17 horas, soportando pérdidas iniciales para dejar afuera a la competencia y quedar en posición dominante.

En Argentina, en tanto, en los últimos tiempos Blockbuster tuvo su propia oleada de cierres: actualmente, de los 83 locales que llegó a tener en 2007 quedan sólo 36.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.