Novedades de Smiley, de ayer y de hoy. La semana próxima el sello AVH lanzará El topo, versión cinematográfica de la novela homónima de John Le Carré, protagonizada por Gary Oldman y estrenada en cines unos meses atrás. Casi al mismo tiempo, el British Art Centre dedica su ciclo de video a Los hombres de Smiley, mítica miniserie emitida por la BBC a comienzos de los ’80, hasta el momento inédita en Argentina. George Smiley es, como se sabe, el héroe quintaesencial del autor de El espía que volvió del frío, y por más que Gary Oldman haya hecho recientemente una gran creación de él, es sir Alec Guinness quien parece haberle dado una definitiva configuración cinematográfica. Televisiva, a decir verdad, ya que tanto la versión original de El topo como la posterior Smiley’s People son miniseries. Con rotunda lógica, tras haber emitido la primera de ellas, el BAC hace lo propio, ahora, con Los hombres de Smiley, tal el título con que se la proyectará (ver detalle al pie).

No del todo conforme con la versión de El topo producida tres años antes por la BBC, a la hora de adaptar Smiley’s People (quinta y última entrega de la saga protagonizada por el espía de la sonrisa en el apellido), Le Carré decidió reservarse el rol de productor ejecutivo. Más importante, también por primera vez escribió él mismo el guión, junto a John Hopkins, guionista con mucho oficio cuyo legajo incluye el de Operación trueno. La BBC volvió a convocar a Guinness, así como al shakespereano Patrick Stewart, futuro capitán Pickard en la reedición de Viaje a las estrellas, para volver a dar vida al némesis y contracara de Smiley: Karla, el hombre que allá en Moscú mueve los hilos de la KGB. En un papel secundario, pero esencial, el de la memoriosa y septuagenaria Connie, reaparece también Beryl Reid, la actriz que la había encarnado en El topo. No falta lugar para Curd Jürgens, en su último papel (falleció en junio de 1982, la serie salió al aire en octubre), Mario Adorf, el francés Michael Lonsdale, la prestigiosa actriz teatral Eileen Atkins, el veterano Michael Gough (el Alfred de las Batman de Tim Burton), la legendaria ex estrella de la casa Hammer Ingrid Pitt, un jovencito Alan Rickman en papel de una sola escena y hasta el pelirrojo Barry Foster, inolvidable psychokiller de Frenesí, de Hitchcock.

Casi siempre de paraguas, bombín y sobretodo, llevando por única arma –daría la impresión– sus grandes anteojos de marco grueso, el siempre impertérrito Smiley se pone en acción a partir de la muerte de El General, renegado ex miembro del Ejército Rojo y contacto del M16. De allí en más, el maestro de espías comienza a desenredar el hilo que lo lleva hasta Karla, en medio de una red de sospechas que lo incluye a él mismo. Daría la impresión de que nadie es inocente, de que todos mienten o tienen algo que ocultar en Los hombres de Smiley, un mundo de preguntas falsamente desinteresadas y respuestas ostentosamente elusivas. Importa más el repentino brillo de una mirada, cierta semisonrisa reveladora o una vaga sombra de preocupación que aquello que se dice o se supone confesar. En ese mundo sin certezas, en el que toda verdad, fe o ilusión parecen definitivamente perdidas, Smiley sigue confiando en el último recurso de su astucia, la capacidad de disimular la más implacable falta de piedad tras la máscara de un inofensivo y viejo gentleman.

* Los hombres de Smiley se verá a partir del 5 de julio en la sede del British Art Centre (Suipacha 1333), con entrada libre y gratuita y subtítulos en castellano. Los seis episodios se exhibirán durante seis semanas, los jueves a las 18, repitiendo los viernes en el mismo horario.