Los nombres son los de Judd Apatow, Jason Segel y Nicholas Stoller. Segel había hecho un par de secundarios de comedia cuando cayó en Freaks and Geeks, que duró un solo año en pantalla (1999/2000), pero llegó a hacerse mítica. Segel era uno de los protagonistas de esa serie sobre chicos de secundario, fermento de lo que más tarde se conocería como Nueva Comedia Estadounidense (NCE). La producía Judd Apatow, uno de los motores de ese movimiento. Apatow convocó a Segel para Ligeramente embarazada (2007) y al año siguiente financió el primer guión de su protégé (uno de tantos; Seth Rogen, James Franco y Jonah Hill también lo son). Para dirigirlo convocaron a Stoller, que venía de escribir los guiones de una comedia muy buena (Las locuras de Dick y Jane) y una muy mala, (¡Sí, señor!). El resultado de la reunión fue uno de los exponentes más altos de la NCE. Producida por Apatow, escrita y protagonizada por Segel y dirigida por Stoller, en Argentina Forgetting Sarah Marshall fue directamente al DVD, con el título Cómo sobrevivir a mi novia.

Casi enseguida de Los Muppets, Segel y Stoller volvieron a reunirse para escribir juntos el guión de The Five-Year Engagement, que en Estados Unidos se estrenó el año pasado. Producida por Apatow, dirigida por Stoller y protagonizada por Segel, el sello AVH la lanzará la semana próxima en DVD, con el título Eternamente comprometidos. Tan “blanca” como toda comedia romántica, The Five-Year... comienza con el pedido de compromiso que Tom Solomon (Segel) hace a su novia Violet (Emily Blunt) y termina, más de dos horas después (las comedias vienen demasiado largas últimamente) en un círculo de perfecta redondez. En el medio, lo típico de una comedia romántica: las alzas y bajas de la relación, con destacada invasión de amigos, hermanas, papás, abuelos y alguna que otra mamá postiza. Justo cuando estaban pensando en el casamiento, la Universidad de Michigan acepta el pedido de Violet de cursar la licenciatura en Psicología, que dura dos años.

Buenazo a más no poder (se nota que el guión lo escribió él, no ella), Tom se entrega al doble sacrificio de postergar el casamiento hasta que Violet se doctore y acompañarla a la helada Michigan. Aunque eso represente un brusco frenazo en su carrera: su jefa había imaginado para él el puesto de primer cocinero en un nuevo restaurante. Ahora ya no podrá ser. El conflicto representa una doble inversión: con respecto al modelo tradicional de pareja y en relación también con el film previo de Apatow-Segel-Stoller, donde el protagonista no seguía a su novia, como aquí, sino que huía de ella. Allí donde Cómo sobrevivir... era negra, jodida y corrosiva, Eternamente... abriga un sentimiento entre lastimero y autoindulgente. Siendo ambas fantasías masculinas reparatorias, una repara echando bilis, mientras que la otra lo hace con buenos sentimientos.

Que el guión no lo escribió la chica sino el chico se advierte en un par de detallecitos particularmente irritantes. Que todo el mundo elogie el talento de Tom como cocinero, pero nunca el de Violet como psicóloga, por ejemplo. O que en determinado momento ella lo cambie a él por su profesor (el galés Rhys Ifans, cuyo carácter de robaescenas es otro ripio a remontar). Pero The Five-Year Engagement tiene sus contrapesos, que no son pocos. Uno es la evidente química entre Segel y Blunt, la calidez de ambos y la notable transparencia de ella, que nunca estuvo tan irresistible. Esta morocha de hoyuelo en el mentón supo comportarse casi como dominatrix, echándole los galgos a una recién llegada al pueblo en Mi verano de amor (2004), supo ser una turra de cuidado en El diablo viste a la moda, disparar ratones en Juego de poder, donde hacía de “muñequita” del senador de derecha Tom Hanks, y estar encantadora en Los agentes del destino, donde hacía de bailarina.

Pero Blunt nunca estuvo tan “chica de al lado” como aquí, logrando producir esa sensación de inmediatez que en cine es tan ilusoria como desarmante. La otra alta virtud de Eternamente comprometidos son sus inspiradas digresiones cómicas, que van de un punchline rotundo (“te pensás que la vida es una comedia con Tom Hanks, pero termina como Salvando al soldado Ryan o Filadelfia”) a varios personajes episódicos pero extraordinarios: el marido-acompañante que mata el tiempo muerto tejiendo pulóveres, la amante con energía sexual turbo, el cocinero kosher que no sabe de delicadezas. O varias escenas geniales, como ésa en la que los padres de Tom le enumeran la serie de gravísimas enfermedades y operaciones que padecieron en los últimos años sin que él se enterara de nada, incluyendo dos infartos y una reconstrucción vaginal. En esos momentos, The Five-Year Engagement nos recuerda que a una comedia inteligente le bastan un par de pinceladas para pintar un fresco.