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De Marco Bellocchio.
Con Toni Servillo, I. Huppert y Alba Rohrwacher.
2012, 115 min.
Transeuropa.
Un caso real –el de una muchacha a quien su padre decide practicar eutanasia, tras pasar casi veinte años en estado vegetativo– da lugar a Marco Bellocchio a pintar un fresco de la Italia contemporánea, desplegando un ramillete de historias alrededor del tema de la vida y la muerte. Y también del dogma religioso y la libertad de pensamiento. Dado que los hechos acontecen en la Italia de Berlusconi, Bella addormentata admite verse como alegoría de una Italia dormida, narrada desde la Italia que desea salir de ese mal sueño. Como de costumbre, el realizador de I pugni in tasca y Vincere narra de modo magistral, con elipsis que deslizan el relato hacia una zona de límites imprecisos, entre lo real y la ensoñación.
De D. de la Vega.
Con Alejandro Parrilla, Sergio Boris y Jimena Anganuzzi.
2012, 83 min.
SBP.
Una sangrienta comedia argentina, alrededor del tema del doble. Producto del mismo equipo que el año anterior había presentado la también negra y roja Diablo, ésta tiene la ventaja de ser menos visiblemente tarantinesca. Un típico loser (el debutante Alejandro Parrilla, justísimo) recibe la visita de un tipo (perfecto Sergio Boris) que le propone tomar venganza de todos aquellos que lo humillaron. A la vez que lo maneja como un muñeco, este verdadero demonio riega con baldazos de sangre todo lo que se le cruza. El realizador, Daniel de la Vega, regula con buen pulso las subidas y bajadas de adrenalina, dándole a Carlos Perciavalle el papel de una tía en silla de ruedas y convirtiendo a Jimena Anganuzzi en chica de gatillo fácil.
De Evan Goldberg y S. Rogen.
Con Seth Rogen, Jonah Hill y James Franco.
2013, 107 min.
Sony.
Tras coescribir los guiones de Supercool, Pineapple Express y, qué va a hacer, El Avispón Verde, Evan Godberg y Seth Rogen debutan en la dirección con esta comedia/parodia apocalíptica, metalingüística y autorreferente. ¿Todo eso? Sí, y más también. Rogen, Jonah Hill, James Franco y varios otros, amigos en la vida real, hacen de ellos mismos y, por lo tanto, de un grupo de amigos, invitados a la fiesta de inauguración de la nueva casa de Franco. Durante la fiesta tiene lugar, eh... el fin del mundo, con la tierra partiéndose en pedazos y monstruos saliendo de su centro. Seguramente en alusión a las comedias de amigotes inseparables llamadas bromance, abundan las referencias homoeróticas. El conjunto es más endogámico que cómico.
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