Miércoles, 1 de noviembre de 2006 | Hoy
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Secundados por la Orquesta Sinfónica de la Radio y Televisión Española y una Big Band en la que forman algunos de los más notables músicos de eso que se conoce como “jazz flamenco”, la cantante Martirio y el pianista Chano Domínguez visten a la copla con un traje de luces que la hace aparecer fresca y bonita. Si la suma de dispositivos y tradiciones diferentes no siempre resulta una ganancia para la música –sobran los ejemplos de experimentos orquestales vueltos discos–, los andaluces parecen haber encontrado una forma de expandirse sin sacrificar identidad. Dentro de este vistoso –y a veces opulento– vestido jazzero, la copla resiste y mantiene su color distintivo, en la voz prodigiosa de Martirio y en los arreglos de Carles Cases, Luis Vidal y Roque Baños. Desde este cruce el dúo aborda temas clásicos del repertorio tonadillero como “El agüita del querer”, “No me digas que no”, “Me embrujaste”, “Compuesta y sin novio”, “Yo soy ésa” o “La bien pagá”, en una notable versión de aquel tema que Almodóvar volvió universal con su película. La edición recoge el registro de una serie de conciertos que tuvieron lugar en enero de 2004 en el Teatro Monumental de Madrid, y fueron publicados en disco en España durante ese mismo año. Ex integrante del grupo Veneno, liderado por Kiko Veneno y los Pata Negra Raimundo y Rafael Amador, Martirio siempre se caracterizó por extender sus raíces andaluzas por diferentes universos sonoros. El cruce de la copla con acompañamiento jazzístico comenzó a gestarse en 1996, en Coplas de madrugá, un trabajo que próximamente también será editado en la Argentina por el sello Acqua, junto a otros títulos de la andaluza como Mucho corazón y Flor de piel.
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