En Derrumbe, su nueva novela, el escritor arranca desde lo autobiográfico para un contundente relato de las miserias de un escritor acosado por el fracaso, con un tono y un ritmo que asocia al pentagrama: “Cuando estoy escribiendo, tengo la impresión de que soy un saxofonista que toca rápido, porque en el momento en que aparece un punto se tiene que detener y ya no puede seguir”.