Miércoles, 28 de mayo de 2008 | Hoy
MUSICA
En 1965, Swallow llegó a Buenos Aires integrando el cuarteto de Stan Getz. Y tocó en Jamaica, un pequeño club donde actuaba, todas las noches, el quinteto de Astor Piazzolla. “Lo escuché la primera noche y después volví todos los días”, relata. “No había, en ese momento, grupos que sonaran como ése. No me refiero sólo a la música, que era maravillosa, sino al ajuste y al swing que tenían. El grupo de Getz no podía ni comparársele. Me convertí en un apasionado del tango en general y de Piazzolla en particular. Me acuerdo que la primera noche me acerqué a mirar las partituras. No entendía qué era lo que estaba escrito y lo que no. No entendía cómo hacían para sonar como sonaban. Después, antes de volverme, compré todos los discos de Piazzolla que conseguí y los sigo teniendo. Más adelante, Piazzolla fue famoso, se lo conoció en Estados Unidos, grabó allí y llegó a actuar en el Central Park. Por supuesto, volví a escucharlo y siempre seguí su carrera. Pero jamás me pude olvidar de esas noches hace ya más de cuarenta años, cuando yo era un joven que llegaba a una ciudad lejanísima y de la que no sabía nada y descubrí al grupo más perfecto que escuché jamás y a la música más fantástica que pudiera imaginarme.” Gary Burton, que también integraba el grupo de Getz, se quedó con la misma impresión. Y él llegó a tocar con el quinteto de Piazzolla, aunque ya con otros integrantes, y, después de la muerte del bandoneonista, le dedicó un disco en el que participaron varios de los ex integrantes del quinteto.
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