Cuando se le pregunta por el futuro en su área de trabajo, Seifer se muestra optimista, pero responde con cautela. “Vemos perspectivas de un crecimiento tremendo y exponencial, pero es muy difícil hacer pronósticos: estamos hablando de medir proyecciones tanto de la fotografía digital, como de las redes sociales y los blogs, y todos crecen muy rápidamente”, reflexiona. A esos indicadores del potencial de crecimiento de su página, agrega la rápida penetración de las redes inalámbricas y la venta de celulares con cámara, que también están en crecimiento. “Además, Fotolog continúa expandiéndose de país en país, así que no parece que estemos prontos a quedarnos sin nuevos miembros”.

“El mundo cambia. Antes una cantidad relativamente pequeña de gente controlaba los medios; ahora cada uno puede crear su propio contenido en cualquier medio imaginable”, reflexiona. Quién hará dinero y cómo con ese proceso es una cuestión que está por verse. Al respecto, Seifer señala que “la publicidad online está en aumento y es probable que siga creciendo; ya empezó a ganarle espacio a la publicidad tradicional”. Destaca, de todos modos, que buena parte de los ingresos será por servicios “de valor agregado, como micropagos o premium”.

Una pregunta sobre los cambios que la fotografía digital puede imprimir en la llamada “sociedad de la imagen” llama a una aclaración de su parte.

–Internet requiere archivos livianos, y en imágenes eso equivale a baja calidad. ¿Estamos ante la paradoja de vivir en el mundo de las imágenes, pero de baja calidad?

–Preferiría decir “baja resolución”, en lugar de “baja calidad”. La resolución de una imagen no tiene nada que ver con su calidad. La mayoría de las imágenes jamás se imprimen en 3 metros de largo ni se cuelgan en una galería, pero eso no significa que no sean importantes o no lleguen a la gente. En mi propio Fotolog, por ejemplo, le saco fotos a mi comida. Mi cámara no es muy buena. Soy un pésimo fotógrafo y saco fotos de un sujeto no muy artístico. Pero mi Fotolog no es acerca de la calidad técnica de mis fotografías, sino de compartir un pequeño momento de mi vida, de mi mundo, de mi cultura, que consume y disfruta gente de otras culturas. Mis comidas fueron vistas más de 3 millones de veces. Hay muchos fotógrafos profesionales cuyas imágenes jamás tuvieron tanto impacto en tanta gente alrededor del mundo.