“Incardona se escapó de una propaganda de Sucesos Argentinos, de esas en la que el locutor dice: ‘Aquí vemos a los jóvenes del partido de La Matanza, enarbolando el espíritu nacional del trabajo y la prosperidad’”, señala Pedro Mairal. “Perón cumple, Evita dignifica y Juan Diego Incardona cincela su pujante prosa inmigratoria.” Washington Cucurto plantea que la mirada del autor de Villa Celina tiene algo del Turco Asís. “Sus crónicas tienen mucho sentimiento y eso me puede: tiene una voz personal que asusta.” Incardona cuenta que siente afinidad con una familia de escritores integrada por Leonardo Oyola, Juan Terranova, Mariana Enriquez y Pedro Mairal. “Quizá la filiación que tengo con la generación anterior no es tanto con los narradores, sino con los poetas –admite el escritor–. Mis hermanos mayores son los poetas, no tanto los narradores. Estoy en una etapa en la que estoy leyendo mucha poesía argentina. Me alimentan mucho excelentes poetas como Juana Bignozzi y Leónidas Lamborghini, y más acá Fabián Casas, Daniel Durand, Washington Cucurto, Martín Rodríguez, Santiago Llach, Alejandro Rubio, Rodolfo Edwards. Los leo a todos y empiezo a tener una relación muy fuerte con ellos. Yo escribo poesía, pero no me sale bien, nunca me deja conforme. Siento que me sale mejor narrar.”