Aunque su físico no se destaca por sus curvas, ni tiene un perfil alto en los medios, Solda estuvo a punto de convertirse en chica Bond. ¿Cómo es eso? Resulta que la argentina fue una de las tres actrices de diferentes partes del mundo que quedaron finalistas para hacer de coequiper de Daniel Craig en la nueva película de la saga del agente 007, que se estrena en noviembre. “Cuando me contactaron para un casting en Buenos Aires y me dijeron que era para la película de James Bond, lo primero que hice fue cagarme de risa. Yo venía de hacer teatro clásico en Londres, no había visto ninguna de las películas de la saga... ¡qué voy a hacer yo al lado de James Bond! Encima, que soy cero deportes, tenía que ir vestida con ropa deportiva... Pero ya que estaba me decidí a hacerlo”, cuenta la actriz, que tuvo que hacer la primera etapa del casting en Buenos Aires y en inglés. “Era todo muy profesional, estaba asustada. Hasta que me dije: ‘¿Cuándo voy a tener la chance de hacer de chica Bond?’. Y ahí empecé a relajarme y a divertirme”, relata.
–Se ve que muy mal no le fue porque se convirtió en una de las tres finalistas que hicieron prueba de cámara con Daniel Craig en Londres...
–Y desde ese momento no me reí más. Era muy fuerte viajar en avión business, parar en un hotel 5 estrellas con todo pago. Llegué a Londres un viernes, y el sábado y domingo descansé. Recién el lunes me llevaron a las 5 de la mañana al estudio, donde me hicieron prueba de peinado, vestuario y maquillaje. Y ahí hicimos una escena para la prueba de cámara con Craig. Fue muy loco. Mientras en Argentina para una prueba de cámaras hay cinco personas (director, maquilladora, camarógrafo, iluminador y algún apuntador), allá había 60 personas pendientes de quién había llegado y de dónde para hacer de chica Bond. La tensión y el silencio de ese estudio eran terribles. Te tratan como a una reina, pero al jugarse muchos millones, la exigencia y la presión es proporcional.
–¿Y cómo sobrevivió a ese clima?
–Si me ponía en el lugar de estar delante de Craig, la oportunidad la iba a desaprovechar, por lo que me decía para mí que estaba frente a un par. Yo había visto sólo una película de Bond en el avión a Londres y no podía dejar de pensar que James Bond era el Catriel del primer mundo: varonil y atractivo pero muy absurdo. Lástima que eligieron a la ucraniana y no a mí. Me hubiese divertido mucho.
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