A la hora de analizar el libro Nunca Más, Gorini plantea que “es un producto que está en línea con el concepto de lo que fue la Conadep. Era una investigación limitada, que no se proponía inicialmente más que recibir denuncias y relegaba a la actitud activa de lo que podría ser una verdadera investigación inquisitiva de lo que fue el terrorismo de Estado. Entonces, va a ser, en principio, un producto que, si bien para algunos sectores de la opinión pública aparece como revelador de una cierta dimensión del terrorismo de Estado, para otros –sobre todo aquellos que habían estado involucrados desde un primer momento en la denuncia del terrorismo de Estado– va a ser algo más que revelador: en realidad, encubridor de la verdadera dimensión del terrorismo de Estado”. Gorini sostiene esta posición en el encubrimiento de “la lista de los represores que habían sido denunciados ante la Conadep. Y Alfonsín va a tratar de ejercer toda su enorme presión como presidente en ese momento para que esa lista no sea difundida”. Por otro lado, para el autor de La otra lucha, la nota más distintiva “es el prólogo que se le atribuye a Ernesto Sabato, donde toma la teoría de los dos demonios como el discurso explicativo de la historia reciente en la Argentina. Un discurso que distorsiona totalmente lo que había ocurrido en relación con la violencia en la Argentina. Y lo distorsiona porque establece, en principio, una falsa relación de causalidad entre lo que había sido la violencia ejercida por los sectores de la izquierda revolucionaria y la de los sectores vinculados con las Fuerzas Armadas. ¿En qué sentido? En que establece como causa de la reacción, supuestamente de los militares, esta primera violencia de la izquierda. De ningún modo existe esta relación de causalidad. El fenómeno de la violencia en la política argentina es mucho más complejo que esta simple relación y hunde sus raíces en la lucha de clases y en la crisis del modelo de dominación que existía hasta mediados de la década del ’70”, señala Gorini.