Domingo, 28 de diciembre de 2008 | Hoy
La movilización a favor de detener las obras de Gaudí fue mayor que la partidaria de continuarlas. El FAD promovió un manifiesto titulado Gaudí en alerta roja. El artista Perejaume intervino en el debate destacando la extraña contradicción de Gaudí de construir edificios opulentos para luego empobrecerlos. El historiador Juanjo Lahuerta opinó que la obra se había convertido en un “sitio turístico acabado” en lugar de lo que debería ser, “obra viva e inacabada”. Otro historiador, Albert García–Espuche, destacó que sobre Gaudí pesan tres santificaciones: “La del turismo, la de los altares (la canonización sigue su curso en Roma) y la arquitectónica. Excesivo”. Mientras prosiguen las obras, las administraciones miran a otro lado. Alguien dijo que Gaudí era como la familia real: “No se puede tocar”.
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