TELEVISION
Cada programa, una mirada
- Verdad/Consecuencia: “Había una mirada mucho más lúdica con respecto al hecho creativo. Eramos más chicos y tratábamos de divertirnos. Fue un programa que tenía una puesta en escena posmoderna, en los cortes de escena introducíamos trucos y trampitas. Eramos bastante impunes, porque el programa era como un gran juego, en el que había que transmitir una estética acorde con la generación que reflejábamos”.
- Vulnerables: “Fue un trabajo más maduro. Aparecieron con mayor fuerza los carros circulares. Era un programa muy ezquizofrénico, por lo que creímos que debía verse desde el conflicto interno, de adentro hacia afuera. La cámara no debía abrirse mucho, debía meterme adentro de los personajes. Al tratarse de un programa sobre personajes muy cerrados e introvertidos, el espectador debía sentir ese ahogo claustrofóbico, por lo que debía ser una mirada intimista, con muchos planos detalle”.
- Culpables: “Representó la explosión a full de la década menemista. Era un programa con más glamour, sobre una clase fracasada y criticable. Ideal para usar mucho angular, para mostrar sus casas, sus reuniones, sus comidas y la ostentación de esa clase. Tenía una luz mucho más vistosa y colorida, donde la tristeza estaba escondida detrás de la alegría”.
- Locas de amor: “Fue un proyecto espiado. Como tratamos enfermedades patológicas, sentía que debía filmar las historias con cierta distancia. A las chicas las veíamos a través de las ventanas, entre puertas, con un diseño de espía mediante el cual el espectador descubría el interior de los personajes. Fue un relato más libre, con la idea de caminar por el rayo de sol. Tomábamos en cuenta la patología de cada una: a Leticia Brédice, la bipolar, la filmábamos con cámara en mano y montaje más detallado; para reflejar la conducta obsesiva de Julieta Díaz, hubo repetición de puntos de vista y planos sobre de ella; y con Soledad Villamil explotamos los contrapicados y lo relacionado con el cielo”.
- Mujeres asesinas: “Aquí probé de todo, dependiendo del caso. Lo que me gustó de Mujeres asesinas es que al ser historias independientes y distintas, pude buscar siempre cosas distintas, conceptuales, y jugar en cada capítulo con un poco de vista distinta, según el caso”.