¿Por qué Montoneros nunca hizo una autocrítica sobre el asesinato de Aramburu?

–En un reportaje que le hizo Felipe Pigna, Firmenich dijo lo mismo de siempre: que ellos representaban la voluntad del pueblo y que el pueblo quería que se castigara al gorila Aramburu. Qué lástima, me decía un integrante de Montoneros, que la palabra haya quedado en manos de Firmenich.

–Quizá los que entonces eran más jóvenes y ocupaban espacios menores podrían juntarse para pedir disculpas públicamente, en vez de quejarse de que la palabra quedó en manos de Firmenich.

–Hay algo de eso flotando en la novela cuando Fernando le dice: Usted se la ganó, usted hizo todo lo necesario para que esto pasara. A mí me seduce la presencia de Dios en la novela, sobre todo la plegaria hacia el final. Para la sentencia de muerte, Fernando le lee el decreto 4161. Aramburu asume que se equivocó, admite que está bien que le lean ese decreto. Todos se equivocaron; con una lenta política aperturista hacia el peronismo, el país hubiera sido otra cosa. Lo que quiero decirle a la sociedad argentina es que hagan política o discutan como discuten en la novela Fernando y Aramburu: con argumentos y sin odiar al otro. Los dos se respetan, comparten un credo y se escuchan. Pero esto no pasa hoy. La política argentina está llena de odio.