Aunque desde esta temporada se lo va a ver detrás del escritorio, Gonzalo Rodríguez aclara, de entrada, que no dejará la calle. “No cambio de escenario: voy a seguir haciendo el Proteste ya y además voy a atender el mostrador”, dispara el notero que fue promovido por la productora al rol de conductor. Gonzalito cuenta que fue él quién le pidió a la productora seguir haciendo una de las secciones más logradas del ciclo como una manera de no desprenderse de la calle y seguir trabajando durante la semana para “matar” la ansiedad del aire semanal. “Me voy a poner dos chips distintos, porque son roles diferenciales. Lo interesante es que ahora voy a poder enriquecer la sección, con remates, desde el piso, a la vez que aprenderé del oficio de conducir”, analiza ante Página/12.

Pocos saben del camino que realizó Gonzalito hasta llegar a CQC. Su idea de trabajar en la radio se truncó apenas fue bochado en el curso de ingreso al ISER. Para no tener que volverse a su Balcarce natal, decidió estudiar periodismo deportivo en Deportea “porque era más fácil que periodismo”, admite. Su primera experiencia en los medios fue haciendo una pasantía en Clarín cubriendo los partidos del ascenso, hasta que llegó a la TV casi de casualidad. “Era jefe de prensa en TyC Sports y cuando comenzó Palo y palo yo conocía a los productores que habían sido profesores de Deportea y les pedí si podía hacer algo. Me dieron la posibilidad, hice una nota y terminó quedando para el piloto”, recuerda. Por eso señala que “si trabajar en la tele no era una meta, conducir un programa, mucho menos. Conducir CQC es el último gran paso dado. Lo siento como un reconocimiento de la productora. No quiero pensar que me eligieron porque no había otro”.

–¿Cuánto tuvo que ver en su arribo al escritorio de CQC su estrecha relación profesional con el matrimonio Kirchner?

–Creo que tuve yo una mayor importancia para que Cristina llegue a la presidencia (risas). Yo arranqué haciéndole notas a Néstor Kirchner cuando tenía el tres por ciento de intención de votos, con el chiste obvio de que era bizco. Nunca tuve una relación off the record ni con él, ni con la Presidenta ni con sus asesores. La relación es la que se ve en cámara. Nunca hubo un llamado telefónico, ni para presiones ni para felicitaciones. Y ojalá nunca lo haya.

–¿Pero no sienten que muchas veces son funcionales a sus intereses?

–Me parece que, desde su costado, ellos fueron muy inteligentes en la forma que encontraron para meterse dentro del formato CQC. Pero nunca pautamos una nota: siempre estuvimos que saltar un vallado, abrir una puerta, correr un auto... Cosa que no hacen los demás periodistas porque el formato no se los permite. Quienes nos tildan de oficialistas no saben que no nos dan notas, sino que nosotros somos los que provocamos ese momento.