Jue 29.12.2005
espectaculos

LOS NUDOS TEMATICOS DE LA FICCION VOLVIERON A LAS ANTIGUAS FUENTES

Sobre incestos y parejas desparejas

› Por E.R. y J.G.

La ficción se ocupó de historias de parejas en el año del redescubrimiento del culebrón: reinaron las sitcoms sobre temas hogareños (Amor mío, Casados con hijos, ¿Quién es el jefe?) con el eje en la pelea conyugal. Si La niñera, en 2004, introdujo la ficción hiperguionada con risa de claque, el año que pasó repartió las secuelas entre dos remakes (Casados... y ¿Quién...?) y un producto de la usina Cris Morena de satisfacción garantizada. Como Floricienta, Amor mío (con Romina Yan y Damián De Santo) fue un éxito de público con fórmula siempre igual a sí misma: dando con un híbrido de un cuento clásico (Cenicienta) con la tira juvenil. A las novelas enlatadas, la ficción local agregó un aporte personal: ideó algunas historias de incesto que fueron de lo más comentado en tramas, sin una única historia excluyente que removiera la conversación en la oficina, como fue Resistiré en 2003 o Padre Coraje en 2004. Así, sobresalieron los enredos sexuales explícitos de Doble vida, con affaire entre hijo taxi-boy (Guillermo Pfoening) y padre cliente (Roberto Carnaghi), el romance entre la dupla central de El patrón de la vereda, con hijastra enamorada del ex novio de su madre (Camila Bordonaba y Gustavo Bermúdez), los affaires multisexuales del Historias de sexo de gente común y hasta el coqueteo con la bebota (Luisana Lopilato) con Guillermo Francella en Casados con hijos.
El retorno al culebrón clásico –tan alejado del posmoderno Resistiré– se convirtió en el éxito ineludible de la temporada. En este terreno, Telefé logró mantenerse en el liderazgo de audiencia a fuerza de las buenas mediciones del segmento de telenovelas que impuso de 13 a 16, que modificó hábitos y costumbres y en reiteradas ocasiones promedió incluso más rating que el prime time. La vuelta al trillado romance entre empleado-jefe y la apuesta al amor maduro (Soledad Silveyra y Osvaldo Laport) de Amor en custodia acaparó un público fiel y meloso que compró el maratón catódico romántico con novelas de importación como Pasión de gavilanes, El color del pecado o Mujeres apasionadas.
La telenovela del ’05 no sólo retornó a la estructura clásica, sino también al viejo cuadro de personajes: lejos del costumbrismo de Gasoleros o Campeones, la TV expulsó definitivamente de las tramas a la clase media. En esta temporada las historias volvieron a estar signadas por personajes de clases sociales opuestas (Amor en custodia, Se dice amor, Floricienta, Sálvame María), donde ricos y pobres convivieron en un cóctel. En el debe se ubica la tarde del 13, cuyo problema ya no reside tanto en los contenidos sino en la poca paciencia y los bruscos cambios que sufre la programación (telenovelas como Los plateados, La madrastra o La mujer en el espejo fueron levantadas sin emitirse sus finales, mientras que ciclos como Misión SOS tuvieron el record de ser repuestos y levantados en dos ocasiones en el 2005). Un cambalache que aleja al público hacia otras pantallas...

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